miércoles, mayo 28, 2008

La Música del Maíz.

Los canarios o xochicuicatl son una muestra de la gran producción musical que en torno al maíz se realiza en México. El arte, forma de expresión modelada y modeladora de la rica cultura Huasteca, es un excelente vehículo de representación simbólica de los procesos de producción agrícola de esta gramínea.
A pesar de los problemas que presentan la inequitativa distribución de la tierra, el intercambio desigual de los productos del campo y el creciente deterioro ecológico padecido en la región Huasteca, las comunidades indígenas se han preocupado por mantener sus prácticas rituales alrededor del cultivo del maíz. Ésta manifestación cultural ha favorecido no sólo la práctica del trabajo comunal y la ayuda mutua, indispensables en los procesos productivos y en el correr de la vida cotidiana, sino sobre todo ha ayudado a la conservación de su identidad étnica.
Para ayudar a comprender mejor las motivaciones y el valor de estos discursos musicales, es oportuno referirse brevemente al tipo de ritual en el que se inscriben. Evidentemente, la presencia de rituales en torno al maíz en distintos pueblos indios de la Huasteca, nos habla de la vigencia hasta nuestros días de una visión del mundo que hunde sus raíces en las ancestrales culturas mesoamericanas. Estos valores, perpetuados a los largo de la historia gracias a complejos procesos de recreación y resignificación, han implicado a su vez una incorporación de importantes y nuevas esencias culturales. Así, se puede decir que la cosmovisión indígena actual está configurada por diversos tiempos y distintas sedimentaciones simbólicas: el pasado que se mantiene como memoria histórica colectiva, sirve como proscenio en donde el presente es representado, y este último a su vez hace posible una proyección de los tiempos por venir. En toda esta amalgama de discursos y tiempos, los mitos y los ritos fungen como vehículo de expresión privilegiada de esa cosmovisión. La presencia de éstos en la mayoría de las comunidades indígenas, pone de manifiesto que siguen manteniendo un papel primordial como sistemas de comunicación simbólica.
Los rituales del maíz deben ser comprendidos dentro del universo mítico correspondiente: son una forma particular de poner en escena y de encarnar a los personajes-símbolo del imaginario colectivo. En la mitología de la Huasteca, uno de los personajes más relevantes es sin duda Chicomexochitl, quien representa al maíz (también recibe otros nombres, dependiendo del grupo étnico y de la comunidad. Roman Guemes se refiere a ello cuando señala: "uno de los personajes fundamentales de la mitología Huasteca lo es sin duda El niño del maíz. El pequeño o el señor del maíz, El niño llorón, que bajo advocaciones de Tzakam, Dìpak, Sintekli (Sinteksij), Plisintektli, Chikomexochitl, etc., ha permitido la existencia de grandes ceremonias y rituales..."). En esta región se emplea particularmente el apelativo, que significa "siete flores" ( el siete es un número esotérico relacionado muy estrechamente con la cosmovisión mesoamericana y que aparece en muchos conceptos mágico-religiosos. Otra deidad mesoamericana que representa al maíz es Chicomecóatl: siete serpiente). Se trata de la advocación divina del cereal en su forma infantil, la del maíz-niño (cabe señalar que existen otras representaciones de este cereal: cuando es maíz tierno, se le representa como la diosa Xilonen, deidad femenina, virgen florida; cuando es mazorca madura, se representa como Cintéotl, divinidad masculina). Éste siendo semilla, posee un potencial germinal que representa las fuerzas creadoras y generadoras de la vida. Se revela como héroe civilizador, inventor de las técnicas agrícolas y estrechamente relacionado con la creación de la música y la danza: como inventor de instrumentos musicales, como músico, como danzante.
El conjunto de mitos relacionados con Chicomexóchitl, también explica la constante presencia de música y danza en los rituales de siembra y cosecha del maíz, denominados genéricamente Costumbres, sin embargo, este concepto es complejo, ya que no se limita a nombrar las ceremonias agrícolas, sino que se aplica igualmente a ritos de transición, de curación y de purificación. En cualquiera de los casos, el objetivo principal del Costumbre es el establecimiento de la comunicación entre los hombres y los dioses, con la finalidad de mantener o restablecer el orden y la armonía del universo, permitiendo el transcurso cíclico de la vida sin contratiempos. Así, el ritual funda una solución de continuidades en el devenir del tiempo y del espacio profanos para instaurar el universo sagrado, hábitat de los dioses. Es el momento prodigioso para celebrar el intercambio de dones que reviste formas simbólicas.Las flores, el incienso, la música,la comida y todo elementos ofrecido, se colman de significados nuevos, asentando los fundamentos primordiales de la comunicación con la divinidad.

1 comentario:

Margarida V dijo...

que raro es que en mi tierra se coma tanto maiz y que uno nunca piense de onde llego y cuales son las tradiciones del pais de onde llego.