lunes, julio 26, 2010

Empresas transnacionales y desarrollo social en la Huasteca Hidalguense.



Huejutla, Hidalgo es conocida como la capital de las Huastecas. En su pasado prehispánico, el tianguis o tianquiztli era el equivalente de los mercados actuales, un espacio en el que se intercambiaba o se mercaban productos tales como maíz, huevos, mantas, sal y otros productos que conformaban la dieta de los huastecos. Así mismo, el tianguis era un espacio en el que se compartían noticias desde los distintos puntos de la región, sobresaliendo por su importancia los tianguis de Pánuco y Huejutla.

Durante la época de la Colonia con la introducción de la ganadería extensiva y la introducción de nuevos granos en la agricultura, la región Huasteca se convirtió en la principal proveedora de carne salada, piloncillo, vainilla y pescado a la capital de la Nueva España. Con la conformación de las primeras Haciendas y el uso (y abuso) de mano de obra indígena, se comenzaron a amasar grandes fortunas repartidas en unas cuantas familias quienes conservaron ciertos privilegios aún después de haberse expropiado dichas propiedades.

Actualmente Huejutla continúa siendo un centro de intercambio comercial muy importante, allí también descansan las representaciones del Estado y las instituciones financieras. La ciudad sigue perteneciendo a unas cuantas familias, como la Badillo que es dueña entre otras cosas de una calle contigua al mercado municipal: Eloxochitlán, que por su ubicación privilegiada fue el lugar idóneo para la construcción del primer centro comercial de la cadena nacional Arteli: Super Aka.

Durante ese proceso, los comerciantes afiliados a la Cámara Nacional de Comercio en Pequeño protestaron por la instalación de dicho centro comercial en la ciudad ya que representaba una competencia desigual y se verían afectados sus intereses. Aún así, el almacén se construyó. En Julio de este año, la administración Panista impulsó la construcción de una sucursal del supermercado Chedraui con la misma oposición. En este mes se anunció la construcción de un Walmart lo que no solo levantó polémica el mismo grupo sino que la élite política también ha hecho sus declaraciones ante los medios, aunque por supuesto, la opinión de los ciudadanos queda fuera de todo debate y se oculta información al respecto.

Como el caso del controvertido ex diputado local por representación proporcional Herlindo Bautista Sánchez, quien ha tildado de enemigos del progreso a quienes se oponen a la construcción de esa empresa transnacional en el distrito de Huejutla, reconocida mundialmente por su política de violación a los derechos laborales y explotación a sus trabajadores. Este personaje declaró a uno de los principales medios impresos locales “Zu-Noticia” que “es una aberración oponerse a la llegada de Walmart”. Sus argumentos son que la libre competencia de las empresas derivada de los TLC se traduce en un beneficio para el bolsillo de las familias huastecas y que incluso una empresa como esta le daría oportunidades de empleo y una mejor imagen a la ciudad pues las instalaciones del mercado municipal le parecen una “cochinada”. Por ello exhortó a los comerciantes a revolucionar sus servicios de a cuerdo a las necesidades de los clientes. O sea, si no pueden competir no estorben.

Me parecen interesantes las declaraciones de este férreo defensor de las empresas transnacionales y su idea de progreso. Suficiente cuenta tenemos de las ideas desarrollistas de nuestros políticos para las áreas rurales y semirurales, vimos la privatización de los ejidos, vimos desfilar el programa SOLIDARIDAD, las limosnas del PROCAMPO cuando se dejó de financiar al campo mexicano y entramos en crisis económica, cayéndose los precios del maíz y los cítricos, principales cultivos en la región Huasteca y su substitución por otros cultivos que nunca dieron resultado. Qué decir del alcoholismo que se agravó cuando los estímulos al campo fracasaron porque cientos de familias endeudadas empleaban sus fondos del Gobierno Federal para subsistir y pagar sus deudas desalentando todavía más la agricultura y quedando reducida al autoconsumo. Entonces vimos a nuestras familias y vecinos expulsados de sus lugares de origen para emigrar a las principales ciudades del país, a los campos agrícolas del norte y a la Unión Americana. Muchos de ellos y ellas nunca volvieron a ver su tierra ni a su familia.

Habrá que preguntarse quienes se benefician con este tipo de empresas en nuestras localidades. No somos los ciudadanos, no somos los huastecos que ante la falta de oportunidades de estudio y de trabajo soportan jornadas laborales de 12 horas, con salarios ínfimos y sin prestaciones de ley.

El libre mercado por supuesto azotará a mediano y largo plazo al comercio local. Al no poder competir, los negocios locales quebrarán o en el mejor de los casos recortarán a su personal empujándolos a nuevas olas de migración para mejorar sus condiciones de vida. Ni las promesas de dar empleo a la industria de la construcción local o a la población de la región son garantías. Aka, Chedraui y Walmart tienen su propia mano de obra capacitada y barata, por lo que el porcentaje de mano de obra local que se emplearía es mínima. Las jornadas laborales generalmente se cubren por horarios mixtos y salarios por debajo del mínimo, esto es en las ciudades donde hay una mayor vigilancia y control del Estado, en Huejutla no será necesario este abuso, los trabajadores y trabajadoras cuentan con un largo historial de explotación laboral, he ahí el atractivo de estas empresas.

Y sin embargo tampoco me siento satisfecho con el comercio local que como ya lo dije, ha hecho su fortuna en base a la explotación y la negación de derechos. Precisamente me gustaría preguntarles a estos diputados locales que financian sus campañas políticas con las aportaciones de los grandes empresarios de la región, ¿qué han hecho para regular las relaciones laborales de explotación que sufren nuestros paisanos? ¿Por qué Huejutla no cuenta con una representación de la Dirección General del Trabajo?

Las empresas transnacionales, los monopolios locales y los políticos del sistema de partidos pactan, se solapan, se benefician entre ellos. Menor oportunidad de elección tenemos los ciudadanos y ciudadanas ante estas ideas de desarrollo social que nos han vendido en Hidalgo durante esta larga dictadura Priísta. Es importante cuestionar estas políticas, las empresas no tienen la responsabilidad de proporcionarnos un empleo y un salario digno, es el Estado quien tiene que garantizar este derecho. Esta es una invitación a informarnos, a cuestionarnos y a exigir que se proteja al trabajador y no a las empresas, del tipo que sean. No podemos y no debemos permitir la explotación laboral. Aquí vuelve a aparecer el tianguis como un espacio local de resistencia a las economías de explotación y exterminio cultural.