viernes, noviembre 03, 2006

El Xantolo en mi tierra.

Añoraba estar de nueva cuenta en la huaxteca para el xantolo, en todo el camino de viaje venía a mi mente el olor del chocolate recién hecho, el intenso anaranjado de las flores de cempoalxochitl, el sabor de los tamales de puerco envueltos cuidadosamente en las hojas de papanlta.
Mientras esperaba abordar (disponía de 2 horas para mi salida) me compré un ejemplar de "El principito" que leí de cabo a rabo y me dejó un hondo sentimiento de tristeza, arrancándome sin querer unas cuantas gotas de agua salada que lentamente se escurrían de la comisura de mis ojos en caída suicida contra el suelo.
Los tampiqueños no tienen la tradición de celebrar a los muertos como en otras regiones de la denominada región huaxteca, quizá por eso hordas de jovenes universitarios se desplazaban como una plaga hacia la ciudad de Tempoal, Veracrúz. Peregrinaje que año con año se repite, invadiendo las carreteras, las plazas, las callejuelas, en una fiesta de intoxicación etílica que por mucho ha perdido su contenido, o como quien dice, se le perdió el significado.
Lo mismo sucede con nuestros pueblos, "el costumbre" dicta ceremonias muy vistosas y elaboradas pero si se indaga en los significados de cada acto que conforman los ritos, estos han sido ya olvidados. Este es quizá uno de los riesgos por los que nuestras tradiciones se pierden o en su defecto, evolucionan adaptándose a los nuevos aires.
Mis temores de que la fiesta de xantolo desaparezca se apaciguaron cuando me encontré en la plaza principal de Huejutla los preparativos para el festejo. De noche, cuadrillas de danzantes ejecutaban al ritmo del son huaxteco la danza de "los disfrazados", con algarabía y ahínco, levantando el polvo del suelo y el ánimo del mas despistado.
Cinco jovencitas ataviadas con originales vestidos diseñados con naturaleza del entorno, se dirigían a un numeroso público, dando un discurso, primero en náhuatl, luego en español, sobre el orgullo de ser huaxteco, en una contienda por ser elegida la reina de la fiesta de nochebuena, misma que tiene lugar la segunda quincena de diciembre.
Para cerrar Guillermo Velazquez y los leones de la sierra de Xichú, con señas de virtuosismo y de agilidad mental para improvisar coplas, nos deleitaron con sus huapangos desde tierras guanajuatenses, cantandole a la madre tierra, al campo, a los inmigrantes, a las mujeres, a los amores, con una lucidéz ácida, jocosa, a todos los convocados se nos escaparon las risas y se nos metió por el cuerpo las ganas de un buen zapateado.
La lluvia comenzó a caer, menuda y fresca, como nuestros pasos que lentamente abandonaban estas tierras.

1 comentario:

Unknown dijo...

Hola, me da muchisimo gusto que disfrutes tanto hablar de nuestras tradiciones, y digo nuestras porque naci en tempoal veracruz. Este año no pude asistir a el gran festejo de dia de muertos, pero años atras me ha tocado la oportunidad de festejar y convivir con mis familiares toda esta gran festividad. Muchas gracias por compartir con nosotros todo esto que sientes y todo lo que vives dia a dia. Te felicito por ser una persona muy inteligente y buen ser humano. Saludos desde Alamo, Texas.

Atte: Sandra Ceron sandymayo2002@hotmail.com