La acción es la elección de una posibilidad y la renuncia a otras. O la elección de una imposibilidad y el fracaso. Pero siempre vivir es renunciar. La renuncia es necesaria, pero no determinada. Es la consecuencia y el contrapeso de una opción libre. Libre, aún cuando conduzca al fracaso: el hombre es el único ser que fracasa. Si en la opción no hubiese renuncia nuestras posibilidades se reducerían a una, y en este caso tampoco habría elección, ni tendría sentido decidirse a nada. No habría proyecto ni futuro. Seríamos, en todo caso, espectadores de nuestro propio destino. Mientras que ahora somos actores de nuestra vida, y espectadores de las vidas que pensamos hubiéramos podido vivir, y que a veces creemos ver representadas en las vidas ajenas o en las creaciones literarias que nos emocionan hondamente.
Eduardo Nicol. Temporalidad y acción. CFE.
1 comentario:
Renuncio a estar siempre quieto, aunque ello conlleve a veces tropezar y caer.
Saludos a toda carrera.
El Zòrpilo.
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