martes, diciembre 18, 2007

Despertar.

En un año y medio dejé de leer compulsivamente. Mis libros comenzaron a enpolvarse, los libros prestados se apilaban y se apachurraban como perritos falderos, esperando el momento en que cambiara mi mirada perdida y volteara a mirarles con cariño, acariciando sus lomos para jugar avanzando a través de las horas.

Mis discos dejaron de sonar. Generalmente esperando el timbre del teléfono móvil, siempre a ciertas horas, ciertos días, con la angustia obsesiva de estar siempre presto a contestar las llamadas recibidas.

Pasó un año y medio de mi vida sin viajes fantásticos, aquellos en los que me hacía acompañar de una mochila y tres cajas de sueños, de avidéz por las aventuras, por conocer gente nueva, encuentros que nos tocan el alma y nos iluminan el día.

Dejé pues, en resumen, de vivir, de disfrutar de las cosas pequeñas, de las cosas básicas, las que amo, las que me dan paz y me hacen sentir contento el corazón. Ahora que volví a la soltería, aparte del dolor de la separación, me encontré conmigo mismo, con mi yo habitual y ha sido delicioso, poco a poco irme recogiendo en espíritu, volviendo al punto intermedio de las situaciones vitales. A noche me entretuve mirando un concierto de Ray Charles, fumando un tabaco después del trabajo y ha sido de las actividades mas placenteras que he tenido desde mi ruptura sentimental. El concierto viene acompañado de una entrevista con el maestro jazzista, que ayuda al escucha a contextualizar las piezas, con detalles de su proceso creativo, manías, comentarios sobre sus influencias musicales y sobre todo su fino sentido del humor. Confieso no tener conocimiento de este señor que dicho sea de paso tiene una voz con acento a ghetto, deliciosa, económica, uno de inmediato se siente en una atmósfera íntima, como si de verdad estuviésemos sentados a su lado y lo invocáramos a que nos narre sus anécdotas. El material es muy ilustrativo, ya que cada pieza interpretada en el recital es puntualmente comentada en viva voz. Me enamoré de su versátil música y su personalidad intimista.

Ahora pienso apoderarme una vez más de mi, recoger las piezas de mi corazón roto, tratar de remendarlo y no negar las suturas que se irán formando en el proceso. Entiendo que desde un principio, en el juego del amor salí perdiendo, lo aposté todo y perdí mucho, mas de la cuenta podría decir yo, a fin de cuentas, el amor es arriesgarse. Perdí salud, tiempo, fuerzas, ganas, pero no estoy dispuesto a volver a perderme a mí mismo.

Nuevamente se escucha en mis anhelosos oídos la música que permaneció en pausa tanto tiempo, sacudí el polvo de las palabras que me emocionan. Mis ojos miran con curiosidad insaciable al mundo, y aunque el despertar ha sido lento, disfruto volver a ser yo y no lo que otro monigote quiere para sentirse cómodo.

Habrá que aprovechar estas vacaciones para completar el proceso.

gracias por esperar.

3 comentarios:

vanto y vanchi dijo...

Ya estas alli.

Disfruta.

La lucidez es dificil de encontrar...

pero deliciosa.

Solo_Dalia dijo...

Que exquisito estilo de vida es el que describes, lamento que se hay truncado de alguna manera por el amor... aveces entregamos más de la cuenta y solo se consigue nada, pero asi es como nos vamos fortaleciendo supongo...

Estaré leyendote...

Saludos
Felices fiestas

Panchalli dijo...

yo por eso no me pienso volver a enamorar....ah perderme a mi es lo peor que me podria pasar...waaa que bien que estes de regreso homisimo un abrazo y un beso