domingo, octubre 14, 2007

Niños y la guerra en Chiapas.

"Sus ojos no son como los de nosotros”

Con la nueva estrategia gubernamental de militarizar el país, por la supuesta “guerra contra el narcotráfico”, día a día la vida de cientos de niños, mujeres y hombres se ve trastocada por las fuerzas armadas con cuarteles y retenes fuera de sus casas. Para comprender qué significa esto, ¿quiénes mejor que los niños zapatistas de Chiapas? A 12 años de la entrada del ejército federal a su territorio, los niños y las niñas siguen expresando temor ante metralletas, tanques, helicópteros y soldados.

Desde la perspectiva de los niños de una cierta comunidad zapatista (que mantenemos aquí en anonimato), el llamado “retén militar” es un cuartel con pista de aterrizaje; barracas donde viven los soldados desde 1995, y puesto de control y revisión. Alrededor de él hay negocios clandestinos donde se vende alcohol y droga, algunas casas que alquilan cuartos para los turistas que llegan a pasear a la cascada y casas de prostitución administradas por gente ajena a la comunidad.

“Los guachos (soldados) viven ahí, ahí lavan, se bañan, juegan cartas” ROLANDO 11 AÑOS.

“Todas las noches ponen música, se ponen bien bolos (borrachos). Mi papá apaga la luz para que no sepan que estamos despiertos y quieran molestarnos” PATI 9 AÑOS.

“Cuando paso con mis hermanas y los soldados se están bañando, nos gritan para que los veamos, nos invitan a bañarnos con ellos (…), nosotras corremos” LETICIA 12 AÑOS.

“Traen a sus mujeres, son como sus esposas, pero cada semana cambian” ROSA 12 AÑOS.

Algo que vale la pena resaltar sobre el retén militar es que las tropas federales se renuevan cada mes, al parecer para que no crezca un lazo afectivo con las comunidades. Los niños hablan de estas diferencias de una manera muy particular, por lo que dicen sus mayores y por lo que ven:

“Dice mi abuelito que antes los guachos venían de comunidades pobres, ahora vienen de la ciudad” BETO 11 AÑOS.

“Los guachos son muy grandes, sus ojos no son como los de nosotros, parecen ciegos” SEBASTIÁN 10 AÑOS.

Cuando llegó el ejército a la comunidad, en 1995, los soldados venían de Chiapas, Oaxaca o Guerrero, situación que les permitía una cierta identificación con la gente, lo que provocó que hubiera muchas deserciones. Un abuelo nos contó que “los primeros soldados, capitanes incluso, se despidieron antes de irse y hasta les pidieron perdón”. Sin embargo, desde 1998 los militares que llegan a ocupar el cuartel son de estados del norte, como Chihuahua, Sinaloa, Sonora, cuyas diferencias culturales y físicas son tan marcadas que no existen puntos de relación.

“Cuando llegaron los soldados, nos tuvimos que ir a la montaña; mi mamá dice que estuvimos allá arriba como una semana, yo era tut alal (bebé) todavía, por eso tenía miedo y lloraba mucho; fue en febrero, hacía mucho frío” CRISTINA 11 AÑOS.

“Cuando llegaron hacía mucho viento, volaban aviones bajito, bajito; traían tanquetas, ametralladoras, disparaban al aire; todos corríamos, los priístas se encerraban en sus casas; nosotros nos tuvimos que huir a la montaña, nos querían matar” JULIÁN 12 AÑOS.

“Cuando regresamos de la montaña, dicen que mis abuelitos lloraron, los soldados quemaron todo, construyeron el retén en los solares de mis tíos porque sabían que éramos zapatistas y ahí siguen en nuestras tierras” JUAN MANUEL 11 AÑOS.

“A mi tío lo persiguieron los perros, unos perros negros que los soldados soltaban todas las noches. No podíamos salir de nuestra casa, ni encender velas, ni hacer ruido” MIGUEL 11 AÑOS.

“Antes de que llegaran los guachos, dice mi abuelito que tranquilo caminabas por la montaña, no había carretera; sí pues, se necesitaba la carretera para sacar los costales de café, pero no se necesitaban soldados” BETO 11 AÑOS.

A pesar de que para muchos niños el retén y los camiones militares forman parte del paisaje de su comunidad, son un referente de agresión al que no pueden acostumbrarse.

“Yo estaba muy chiquito, pero me acuerdo que para ir a la milpa teníamos que caminar mucho por un camino largo de tierra blanca, finita (…) y los soldados ya estaban ahí, apuntando con sus armas” ROLANDO 11 AÑOS.

“Cada mes cambia la tropa, llegan un chingo de camiones llenos de soldados; cuando pasan mi hermanito Milo se asusta y se esconde en la leña” JOSUÉ 9 AÑOS.
Suplemento La Jornada del Campo. 9 de octubre de 2007 Número 1

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Querido Homo Rodans:

Leyendo esto me doy cuenta que el dolor, tanto el propio como el ajeno, se puede diluir con la solidaridad y la empatia.

Gracias por tus palabras y por pasar por el blog.

Abrazos, x3mparadox.

Pol Soladrero's Blog dijo...

RAXTA!!!
Muchisimo sin pasar por aqui, como estas chamakoooote??
espero que super bien!!
aaa ya te kero ver mensote! eres poca madre! neta k shi!
bueno ps espero vengas pronto!!
cuidate mucho y te mando un abrazo enorme!! asi del tamaño del mundo!

ka! dijo...

no mame, ora sí me dejó pensando...me cae de a madre que sí..

diablo enlatado dijo...

será que nunca hemos podido sobrellevar la heterogeneidad de culturas, y solamente queremos ser homogéneos, eso es lo que nos ha dado más problemas desde los imperios aztecas.

mal plan y saludos endiablados

Panchalli dijo...

hoooommooo no se que dia unos tipos andaban revisando a la gente con perros...:S osea y yo era parte de la "gente" ashh los perros me dan miedo y mas de esos con cara de detectives..promento que no traia nada ilegal ...
Siglos sin verte ...muchos saludotes y un abrazo!!!

vanto y vanchi dijo...

Cierto, el dolor existe.

Las causas son evidentes.

Pero, creo, el dolor y el miedo de esos niños no es ni más ni menos significativo que el de los niños de las otras ciudades. No hay que olvidar que todos somos víctimas, no solamente estos o aquellos o los otros.

Lo dice un chiapenco que ha visto muchas cosas...

Alfonsina dijo...

Mi cuate querido,

qué horror lo que acabo de leer. Terminé con la piel de gallina y un nudo en la garganta. No puedo creer que esto esté sucediendo. Qué onda? cómo hacer para que intervengan organismos internacionales y salven a esta gente!!! Como tantas veces te he dicho, siempre con los milicos (militares) me acuerdo de cuando era chica, los 80's en Chile fueron horribles, acuérdate que Pinochet estaba en plenopoder y las calles estaban llenas de milicos con metralletas. Me imaginoel miedo que deben sentir esos niños... Imagínate cómo abusarán, a cuántas mujeres violarán, a cuántos hombres golpearán y hasta matarán sin que la comunidad se entere jamás.

Horrible, el poder convierte al hombre en monstruos, la autoridad de andar con un arma en el bolsillo saca lo peor de la humanidad y la concentra en esos trajes con manchas que más parecen de sangre seca que de cualquier otra cosa.

Te abrazo, ojalá se pueda hacer algo.

Alfonsina (...Cicuta O Maleza?...)

Anónimo dijo...

Hola homo rodans! La verdad llegué a este blog por accidente, pero dicen quq hay veces en que la vida está llena de casualidades y tu perfil me provocó una sonrisa. te felicito por compartir tus experiencias, porque a veces uno se queda encerrado en su "burbuja" y no conoce la diversidad de culturas que hay en nuestro país. Cuántos no nos denominamos mexicanos y ni siquiera conocemos algo que nos pueda hacer distintos en toda la faz de la tierra...
POr otra parte, a mí también me agrada Son de Madera, Mono Blanco, etc., por lo que imagino has ido al "Encuentro Nacional de Jaraneros" en Tlacotalpan, no? si es así, espero toparme contigo en febrero, Saludos cordiales: Angélica