martes, enero 31, 2006

EL CRUCIFICADO.

CARLOS SOLÓRZANO


(Farsa trágica)


La acción, un Viernes Santo en una población donde se escenifica todos los años, por esas fechas, la pasión de Cristo.


Pesonajes:
JESÚS, hombre del pueblo de 30 años. Débil, Aspecto febril, rasgos indígenas.
MARÍA, madre de Jesús. Vieja del pueblo.
MAGDALENA, muchacha del pueblo, morena, rolliza.
CUATRO HOMBRES QUE CARACTERIZAN A LOS CUATRO APÓSTOLES.
EL SEÑOR CURA.
HOMBRES Y MUJERES DEL PUEBLO.
En el interior de una choza: Paredes ahumadas, piso de tierra. En un rincón, la lumbre. A la izquierda, en primer término, una pequeña puerta que comunica con la otra habitación de la choza. Al fondo una puerta de dos hojas abiertas, por la que se ven los campos azules confundiéndose con el cielo.
Dos hombres y dos mujeres del pueblo vestidos a la usanza mexicana están en escena arreglando diversos objetos. Sobre una silla se ve una túnica de raso ("lustrina") morada. Sobre la mesa una corona de espinas. Apoyada contra la pared, una gran cruz de madera rústica.
ESCENA PRIMERA
Hombre 1o.
Todo está listo.
Hombre 2o., con alegría:
Sí, todo. Yo mismo ensamblé esos dos troncos para hacer la cruz. (La acaricia.) ¡Quedó bonita! ¿No?
MUJER 1a.
Yo cosí la túnica morada.
MUJER 2a
Y yo enredé la corona de espinas cuidando de no lastimarme las manos.
(Por la izquierda entra Jesús, cabizbajo. Va vestido como campesino pero lleva ya puestas la peluca ondulada y las barbas de Cristo.)
MUJER 1a
¿Qué pasa, Jesús? ¡Estarás contento!...
JESÚS, con voz sorda:
Sí.
HOMBRE 1o.
Cualquiera diría que estás triste. No has querido ni siquiera probarte la túnica...
JESÚS
Hay tiempo.
MUJER 1a.
Unos pocos minutos. Dentro de un rato van a venir a venir a buscarte. ¿Qué tienes? Parece que te ha dado un escalofrío.
JESÚS, ausente:
No lo he notado.
MUJER 2a.
No es raro. Después de todo van a crucificarlo. (Ríe a carcajadas, pero su risa se crispa al ver a Jesús.)
JESÚS, intenso:
Sí, van a crucificarme.
MUJER 2a.
Tienes suerte. El señor Cura te escogió a ti y escogió a tu familia para representar la Pasión porque dice que te pareces al verdadero Jesús. Después de esto, todos te van a querer más en el pueblo. Bueno, los hombres de la familia de tu madre han hecho siempre el papel de Cristo. ¿Te acuerdas de tu tu abuelo? Se llamaba también Jesús. (Supersticiosa.) Murió pocos día después de haber hecho el papel. (Ríe forzada.) Fue una casualidad, ¿verdad?
JESÚS
Cállate.
MUJER 1a.
¿Qué tienes?
JESÚS, tímido:
Tengo miedo de morirme.
HOMBRE 1o.
Cristo también tenía miedo de morirse. Por eso fue tan triste la cosa.
HOMBRE 2o.
Pero a tí no van a matarte, hombre.
JESÚS
¿Y si es necesario?
HOMBRE 2o.
¿Necesario?
JESÚS
Sí, para salvarse ellos.
HOMBRE 1o.
¿Salvarse? ¿De qué?
JESÚS
El señor Cura dice que tienen que salvarse de algo.
HOMBRE 1o.
Nadie se ha salvado de nada por matar a un hombre. Tranquilízate.
HOMBRE 2o.
El señor Cura dice que sólo con un sacrificio podrán limpiarse de todos sus pecados . Sobre todo del pecado original.
HOMBRE 1o.
¿Qué es eso?
HOMBRE 2o.
No sé. Creo que es una manera de decir que es triste haber nacido y tener que morirse.
JESÚS
No, es que pecamos con sólo haber nacido.
HOMBRE 1o.
Pues mira éste... Yo no pequé. Yo nací nada más. No pedí nacer. Valiente cosa: hacernos nacer en esta tierra sin árboles donde el sol le seca a uno las entrañas, y lo deja hecho cenizas.
(Se oye un griterío lejano.)
JESÚS, con calma:
Van a venir a buscarme. Vienen porque quieren que me sacrifique.
HOMBRE 1o.
No van a hacerte nada. Unos cuántos azotes nada más...
MUJER 1a.
esos azotes van a hacer que todos te respeten después.
MUJER 2a.
y te valdrán entrar en el reino de los cielos.
JESÚS
¿Y si me crucifican?
MUJER 1a.
no digas cosas sin sentido.
JESÚS, sin oír:
si me crucifican... ¡cuando la cruz está tan cerca es casi una tentación!
HOMBRE 1o.
Pero si sólo vámos a divertirnos un rato. Los hombres necesitamos a veces estas celebraciones: Rezar un poco, emborracharnos otro poco al mismo tiempo. Tú también vas a divertirte. Verás. Ni vas a sentir el peso de la cruz cuando estés borracho caminando entre los gritos de todos.
HOMBRE 20. Claro. además no tienes por qué tener miedo. No eres un Salvador de verdad. Eres un hombre como todos nosotros.
MUJER 1a.
es que ya se posesionó de su papel.
HOMBRE 1o.
¿Qué papel?
MUJER 2a.
el de crucificado.
HOMBRE 1o., riéndo a carcajadas:
ah qué Chucho éste... No estarás creyendo esa locura de que vas a un sacrificio... vas a una diversión. todos vamos a una fiesta, a un carnaval. ¿no es verdad?
JESÚS, viendo a la puerta del fondo retrocede:
Ahí vienen...

(En la puerta han aparecido cuatro hombres el pueblo, tipos muy indígenas, vestidos con los trajes usuales de la Pasión, hechos también en "lustrina" con galones de papel dorado. Por debajo de las túnicas que les quedan cortas se les ven los pantalones y los zapatos viejos. Llevan las pelucas torcidas, los mantos mal prendidos.)

MUJER 1a., con asombro:
¡Los apóstoles!
UN APOSTOL
¿Dónde está Chucho?
PEDRO
¿Dónde está Jesús?
MUJER 1a., a la mujer 2a.:
Ése es San Pedro.
PEDRO:
¿Dónde está el Maestro?
JESÚS, teatral:
Aquí estoy. (Los Apóstoles se hincan delante de él, uno de ellos rueda por el suelo enmedio de las carcajadas de los demás.)
PEDRO
Levántenlo.
MUJER 1a.
Ése que cayó es San Mateo.
JESÚS
¿Qué tiene?
PEDRO
Está borracho.
MATEO, levantándose:
Todos estamos borrahos.
PEDRO
Sí. Todos estamos borrachos. Y tú Jesús, tienes que emborracharte también.
JESUS
No. Yo sé que al final de toda borrachera hay siempre un crucificado.
MATEO, ofreciéndole una botella:
Bebe. Bebe ¿O no eres hombre?
JUAN, interrumpiéndose:
Demuéstrales que eres tan hombre como ellos.
MARCOS
Más hombre todavía. Más que hombre.
MATEO
Bebe, Jesús, bebe. Sin borrachera no hay nada que valga la pena de vivirse. Ni el sacrificio ¿eh? (Ríe, limpiándose la baba de la embriaguéz.)
(Alarga la botelal a Jesús. Éste la toma, vacila. Todos lo ven. De pronto con gesto decidido bebe largamenbte de la botella... Sr limpian la boca, adopta un aire solemne, se sube sobre la mesa y desde allí con aire teatral habla:)
JESÚS
¡Amaos los unos a los otros!
MATEO
¿Qué dice Chucho?
(Marcos forcejea con Pedro por la posesión de la botella.)
MARCOS
Dame esa botella.
JESÚS
He dicho. ¡Amaos los unos a los otros!
MATEO, viéndolo extrañado:
¿Por qué?
JESÚS
Porque es bueno.
MATEO
¿Quién lo dice?
JESÚS
Yo.
MATEO
¿Y quién eres tú? Un pobre disfrazado de Mesías. Ni te creas que te vayamos a tomar nunca en serio.
(Le vuelve la espalda.)
JESÚS
Óyeme...
MATEO, bebiendo:
Te oiré cuando esté más mareado, para no abnurrirme. (Le alarga otra vez la botella.) Bebe otra vez. (Jesús vacila.) Díganle que beba, si no, no va a aguantar con la cruz, ni con los gritos de esos que lo van a esperar allí afuera, ni con los azotes. Nadie aguanta todo eso si no está mareado.
PEDRO, al ver la expresión de angustia de Jesús:
No tengas miedo. Después de esto vas a ser para todos algo milagroso; te van a sacar fotografías, te van a encender velas...
JESÚS
¿Y si me hacen daño? ¿Y si me matan?
PEDRO, riéndo:
¡Queda el consuelo de la resurrección!
JESÚS, vacilante:
La resurrección... Dame de beber. (Bebe otra vez, el licor le cae de la boca por lo lados de la botella. Intenta mantenerse en pie pero está mareado. Cae sentado sobre una silla.)
MUJER 1a., a la mujer 2a.:
¡Ahora! Ahora hay que ponerle la túnica y la corona.
(Las dos mujeres se acercan a Jesús, y sin que éste oponga resistencia le meten la túnica por la cabeza, la atan a la cintura, le colocan la corona de espinas en la cabeza, le arreglan la peluca. En la sombra la ilusión será perfecta. Parecerá un Cristo de Iglesia de cualquier pueblo, muy morenop, con los ojos brillantes y las dos manos colgando con laxitud a los lados del cuerpo. Al verlo, las dos mujeres se hincan frente a él. La luz del hogar, detrás, dará una claridad irreal.)
MUJER 1a., hincada:
Padre Nuestro que estás en los Cielos, santificado sea tu nombre, el pan nuestro de cada día dánosle hoy...
MUJER 2a.
Perdónanos nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores... (El rezo se va apagando.)
JESÚS
¿Qué hacen estas mujeres?
PEDRO, muy natural:
Te rezan.
JESÚS, asombrado:
¿Ya? Pero si todavía no me han crucificado. (Medita.) ¿O será que de veras yo soy el Salvador?
MATEO, dándole una violenta palmada en la espalda que lo hace vacilar:
Claro hombre. Claro. Eres el Salvador. Bebe más y te sentirás el hijo de todos los dioses de la tierra.
(Jesús toma la botella, bebe, se pone de pie violentamente por lo cual las mujeres hincadas ruedan por el suielo.)
JESÚS, con el brillo de la embriaguéz en la mirada:
Soy el hijo de Dios.
MATEO, riendo a carcajadas:
Claro. Dicen que todos somos hijos de Dios, pero si quieres, tú eres más hijo de Dios que nosotros.
JESÚS, siguiendo el curso de su embriaguéz:
Y aunque tenga mniedo, está escrito que tengo que morir por ellos. (Señala en derredor.)
MATEO
Todos tenemos que morir, pero morimos por nada. (Bebe más.)
PEDRO
Basta ya. Ya no beban. No vamos a saber lo que hacemos. Jesús no va a poder con la cruz.
MATEO
Lo ayudaremos con la cruz. Ahora y siempre. Si él no está borracho nadie va a creer nada. Ante todo es necesario que los actores crean también. (Los apóstoles beben, Jesús bebe, los hombres beben. Las mujeres los ven sin comprender.)
MUJER1a.
Jesús. Allí está tu madre.
MUJER 2a.
María, María. Qué bueno que llegaste. Ven a poner orden aquí.
(Aparece en le umbral María. Es vieja, desgarbada. Viste la túnica y el manto de la Virgen. Lleva en la cabeza una "aureola" que está a punto de caerse todo el tiempo.)
MARÍA
¿Qué pasa?
MUJER 1a.
Están borrachos. Todos borrachos.
MARÍA
¿También Jesús?
MUJER 1a.
Es el peor de todos. Dice cosas muy raras.
MARÍA, a Jesús:
Hijo...
JESÚS
Mujer (señala a Juan.) He allí a tu hijo...
MARÍA, indignada:
¿Tan borracho estás que no reconoces a tu madre?
JESÚS
No tengo madre. Sólo padre. Eso sí (Ve a lo alto.)
MUJER 1a.
Qué insolencia.
MARÍA
Mejor no hables de tu padre, porque tú mismo no sabes quién fue.
(Carcajadas de todos.)

JESÚS, sin oír:
Escrito está. El hijo del hombre dará su sangre para lavar al mundo de todos sus pecados.
MARÍA, sacudiéndole fuertemente:
Hijo, vuelve en ti. No digas locuras.
JESÚS, ebrio:
¿Recuerdas que aquí había un solo pan? Ahora hay muchos (triunfante.) Mi poder los ha multiplicado.
MARÍA
Pero si yo misma compré esos panes hoy en la mañana.
JESÚS
¿No me crees? Mujer incrédula. (A los apóstoles.) ¿No es verdad que dí la vista a un ciego, que hice hablar a los mudos? (Alza un puño amenazante.) ¿No es verdad? (Pedro hace una señal a los otros para que sigan la corriente de la borrachera de Jesús.)
PEDRO, con fastidio:
Sí, Jesús, sí.
JESÚS
¿Y que he devuelto la vida a los muertos?
APÓSTOLES, complacientes:
Pues...sí.
JESÚS
¿Y que debo sacrificarme por todo?
MATEO
Sí, hombre, sí. Ya no fastidies.
JESÚS, transfigurado:
Amaos los unos a los otros.
MARÍA
¿Qué es esto, hijo? Mañana debes estar bueno y sano para cuidar las siembras. Yo necesito de ti. Después de esta borrachera te puede venior una enfermedad grave. No me gusta verte borracho. (Se quita el resplandor.) Lo mejor será que les digas a todos que se vayan y que ya no hacemos la Pasión.
JESÚS
¿Quieres desviarme de mi misióm por cosas tan pequeñas, como las siembras?
MARÍA
¿Qué dices? Las siembras son las que nos dan para vivir. ¿Qué haríamos sin ellas? Tú con todas tus palabras y locuras no podrás darnos de comer si no hay siembras. Despierta ya y piensa en que eres un pobre muchacho, hijo de una mujer sola, que tiene que ganarse el pan de todos los días.
JESÚS
Atesorad tesoros en el reino de los cielos.
MARÍA
¡No vas a darnos de comer con esa frase! ¿Verdad?
MUJER 1a.
Tienes razón. Regáñalo. A los hombres siempre les gusta creerse más de lo que son.
JESÚS, teatral:
Yo soy la verdad y la vida.
MARÍA
No, lo que eres, es un chiflado que quiere arreglarlo todo con palabras. (De pronto tierna.) Serénate hijo. ¿Por qué no tomas algo para que se te pase la borrachera?
(Aparece en la puerta Magdalena. Lleva los cabellos sueltos y viste también ropas adecuadas a la Pasión. Los vestidos se pegan a su cuerpo dejando ver sin disimulo sus formas redondas, llenas y apetecibles.)
MAGDALENA
Tu madre tiene razón, Jesús.
JESÚS
Magdalena. Magdalena, chula. (La abraza, luego se reprime.) ¿Pero qué estoy haciendo? Esto es pecado.
MAGDALENA
¡Estás borracho! ¡Será mejor que ya no hagamos la Pasión. Estando tú en ese estado...
MATEO
Te equivocas, Magdalena. Sólo estando Jesús borracho podremos llevar esto hasta el fin.
JESÚS, en éxtasis:
Está escrito. Tendré que morir para resucitar de entre los muertos.
MARÍA, a Magdalena:
Tengo miedo, tú que vas a ser su mujer debes decirle que no salga en ese estado. Oye a los de afuera. Están borrachos también. (Se oye fuera de la escena un griterío de los que celebran la Semana Santa.)
MAGDALENA
Jesús. No vayas a salir así. Tengo miedo de esta borrachera. De la tuya y de la de esos de allí afuera.
JESÚS
Esta escrito que debio ir.
MAGDALENA
¿Escrito? ¿Dónde?
JESÚS, perplejo:
Púes... no sé, pero está escrito.
MAGDALENA
No vayas. Piensa que si algo te pasara ahora que voy a ser tu mujer... (se acerca.) Sólo en eso debes pensar ahora. Tú y yo juntos... Ahora va a comenzar de veras la vida.
JESÚS
La vida comenzará cuando yo muera y vuelva de entre los muertos.
MAGDALENA:
No digas más disparates. Si tú y yo vamos a vivir juntos...
JESÚS, interrumpiendo:
Eso no importa.
MAGDALENA
¿Qué dices? Pero si eso es lo único que importa. (Aparece en la puerta el señor Cura. Entra dando vivas muestras de satisfacción.)
CURA
¿Está todo listo? El pueblo está desbordante de entusiasmo. Quieren ver a Jesús.
MAGDALENA
Jesús no va (Cierra la puerta.)
CURA
Abre la púerta. Es necesario que vaya.
MARÍA, con angustia:
¿Por qué?
CURA
Para que el pueblo crea, debe verlo.
MARÍA
Oiga los gritos. Van a lastimarlo.
CURA
Esto no es sino una representación.
MARÍA
Pero pueden matarlo.
CURA
Nadie muere en un carnaval.
MARÍA
¿Y Jesús? ¿El otro? ¿Su abuelo?
CURA
Abre la puerta he dicho. Él tiene obligación de salir. Hará bien su papel.
MARÍA
Y esos de afuera. ¿No se olvidarán de que sólo se trata de un papel?
CURA
Ellos lo verán y creerán.
MARÍA
¿En qué?
CURA
En lo que es necesario que crean.
MARÍA
No comprendo.
CURA
No es necesario comprender. Sólo creer. Ahora vámos. (Hace señas a los Apóstoles.) Los Apóstoles aquí a la derecha, formando fila. María, San Juan y tú Magdalena aquí atrás y tú Jesús prepárate, ya es la hora de cargar la cruz. (Todos obedecen enmedio de risas y bromas.)
JESÚS
No puedo. Está muy pesada.
(Como las risas continúan, el Cura se encara con todos muy serio:)
CURA
Silencio. A partir de ahora no quiero ni una risa. (Todos se callan. El Cura abre la puerta y se oye un gran griterío.)
CURA, a Jesús:
Después de esto te voy a dar una cruz de plata como premio.
MARÍA, en un último intento:
¿Y si no fuera, padre?
CURA
Todos dejarían de creer en Jesús.
MARÍA
¿En cuál Jesús? ¿En Chucho?
MAGDALENA
Yo creo en Chucho. Yo, creo en él. (Quiere abrazarlo, pero Jesús la retira.)
CURA
Vámos, he dicho.
(Jesús con la mirada brillante de la embriaguéz se mete debajo de la cruz que sostienen los dos hombres del pueblo. Bebe por última vez con gran satisfacción, luego se yergue sosteniendo él solo la cruz.)
JESÚS
Yo soy el el Salvador. Será un día glorioso. Como si algo comenzara... (Se le escapa un hipo. Luego ríe con risa blanca, tonta, ausente.)
MAGDALENA
Ojalá no sea lo contrario: que algo vaya a terminar.
(El Cura va pordenando el desfile. los Apóstoles inician la marcha. Detrás de ellos sale Jesús dando traspiés. Luego, María, Magdalena y San Juan. Al ir saliendo la procesión estalla fuera de la choiza un griterío cerrado, luego ruido de cohetes, rechiflas, aplausops, mezclados con la música de una banda que toca un pasodoble desafinado y llorón. Detrás de todos sale el Cura repartiendo bendic iones. Lla luz se va apagando poco a poco hasta llegar a la absoluta
OSCURIDAD.)

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