El homo sapiens frente al eslabón perdido.
El insólito descubrimiento antropológico que en las últimas semanas conmocionó a los diversos círculos científicos mundiales, está a punto de hacer su aparición en México donde los más renombrados intelectuales discuten su postura respecto de la posibilidad de re-escribir los libros de historia, a causa de la aparición del Homo Rodans.
El hallazgo fue dado a conocer por la Cofradía de Antropólogos Vieneses gracias a un tratado que fue rescatado de los archivos de la Universidad de Viena con fecha de 1959.
En éste, se daba constancia de la excavación hecha, a principios de siglo, en Lilibia, Mesopotamia, por arqueólogos ingleses, donde se rescató el famoso cofre que contenía el diario cuneiforme de la reina Tol y dentro del cual se encontraron, además, 50 huesos lumbares todos ellos pertenecientes a un mismo individuo. El hecho fue ignorado por los arqueólogos de la época que consideraron estar frente a huesos de diversos animales, sin otorgar mayor importancia al descubrimiento.
No fue sino hasta que el antropólogo vienés W. H. Strudlees en su "Tratado sobre huesos lumbares" retomó el tema de los restos óseos para argumentar la teoría de que el antecesor del Homo Sapiens había sido el Homo Reptans, cuando el asunto cobró especial importancia. Hälikcio von Fuhrängschmidt, investigador alemán, mostrando total desacuerdo, escribió su propia teoría al respecto en el "Tratado del Homo Rodans" donde aporta los elementos para estudios posteriores.
Actualmente, la reconstrucción exacta del esqueleto encontrado en Lilibia, comprueba la hipótesis planteada por el estudioso alemán en 1959, de que el eslabón faltante en la evolución entre el Pithecantropus, encontrado en Java en 1891, y el actual Homo Sapiens, es, sin duda, el Homo Rodans.
Según esta teoría, el hombre, en sus primeros intentos por caminar erguido, se valió de instrumentos de soporte como lo fueron los primeros bastones. 15 000 años más tarde, la necesidad natural de adaptación del organismo humano abandonó el bastón al desarrollar otros mecanismos de desplazamiento y locomoción, como lo fueron las vértebras lumbares encogidas y dispuestas en forma de círculo que le permitían una mayor movilidad.
VARO, Remedios, Cartas, sueños y otros textos, introducción y notas de Isabel Castells, ed. ERA: Tlaxcala,1994, pp.133.
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