Don Alfonso Reyes visitaba a una famosa señora llamada La Bandida, Graciela Olmos, que tenía una casa mala (no tan mala). Era compositora del "Siete leguas" y de algunos corridos y varias canciones. Iba muy seguido a jugar dominó con ella, llegaba con una boina vasca, la dejaba a un lado y empezaban el juego. A ella le encantaba que don Alfonso la visitara, porque era conversador, y una gente tan inteligente y sabia. En una de esas llegó el momento de los elogios mutuos: "Usted es todo un escritor". "No, Graciela, usted es una poetisa formidable." "No, don Alfonso, que poetisa ni qué nada, escritor usted, usted es el mejor escritor que hay." "No, pero qué poetisa es usted", etcétera.
- Mire, dígame una cosa, Graciela, ¿de dónde sacó usted esa figura poética tan hermosa que puso en el "Siete leguas", ahí donde dice: "En la estación de Irapuato/cantaban los horizontes"?
- Ay, don Alfonso, Los Horizontes era un trío de cancioneros que estaba ahí en la estación.
Don Alfonso contaba que se indignó, cogió su boina vasca, se la puso y se fue, y no volvió a ver a La Bandida.
Gabriel Figueroa. Memorias.
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