jueves, mayo 11, 2006

Monolito hallado en SLP podría rescribir la historia de Mesoamérica.

Arqueólogos creen que se trata de un calendario lunar tallado por los olmecas.

Monolito hallado en SLP podría rescribir la historia de Mesoamérica.

La zona de Tamtoc será la primera del estado en abrirse al público, luego de cinco años de labores.

Los huastecos habrían fundado la ciudad de Tajín y no viceversa, como se considera.


ANGEL VARGAS ENVIADO.

De confirmarse datos preliminares relacionados con el rescate de un gigantesco monolito descubierto en la zona arqueológica de Tamtoc, pondrían en entredicho teorías sobre la extensión geográfica alcanzada por los olmecas al norte del país, así como las concernientes al origen tardío de la cultura huasteca y su supuesto menor perfil de desarrollo, en comparación con las del resto de Mesoamérica.

Si bien el equipo arqueológico del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), encabezado por el especialista Guillermo Ahuja, aún trabaja en la liberación del segundo y último fragmento en que se fracturó la pieza al caer al pozo de un manantial, al parecer por un aluvión, se cuenta ya con información parcial que permite situar el tallado de la misma entre los años 900 y 800 antes de nuestra era.

Lo anterior significaría que ese monumental relieve, en el que se representan tres figuras antropomorfas, dos de ellas decapitadas y la otra con rostro descarnado, fue hecho por artistas de origen olmeca, o incluso no se descartaría la tesis de que provinieran de un grupo diferente y contemporáneo al también conocido como cultura madre, según adelanta en exclusiva para La Jornada Guillermo Ahuja, en un recorrido por dicha ciudad prehispánica, enclavada en la Huasteca potosina y que será la primera de la entidad en ser abierta al público, este jueves, tras cinco años de su primera etapa de trabajo.

El fechado del monolito, denominado en principio simplemente Monumento 32, se hizo a partir del material cerámico localizado en torno suyo, cuya antigüedad se remonta a entre los años 1150 y 700 antes de nuestra era.

"Conforme se fue avanzado en torno de la recuperación del monolito comenzó a encontrarse material muy temprano, algunas figurillas con rasgos de jaguar en el rostro, en particular los labios, material que se asoció de inmediato por la antigüedad y el estilo con la cultura olmeca", indica el arqueólogo.

Al hacerse una revisión de esos materiales, se encontró que mantienen familiaridad con otros encontrados en Tecolutla (Veracruz), en los años 70. Tratando de ubicar la información existente hasta este momento sobre Mesoamérica, esto puede entenderse como el movimiento de expansión que tuvieron los olmecas, el cual había sido limitado a la zona de Tecolutla, y ahora todo parece indicar que se extendió mucho más al norte, hasta llegar cuando menos a lo que hoy es la Huasteca potosina.

"El tipo de construcción que tenemos, el manejo hidráulico y de drenes siguen reforzando la teoría sobre la presencia de los olmecas en esta zona. Lo tenemos en San Lorenzo, en Tres Zapotes, en la misma Venta, e incluso puede verse que algunos de estos grupos olmecoides emigraron hasta Guerrero", agrega Ahuja.

"En ese sentido, como lo entendería, son estos avances muy norteños que tiene la cultura olmeca, donde van a mezclarse con los grupos locales y de ahí, obviamente, comienza a retroalimentarse y surgirá lo que es la cultura tének o huasteca."

-¿Por qué pensar que fueron los olmecas y no una cultura contemporánea diferente? -se le pregunta al investigador, quien, por cierto, formó parte del equipo encabezado por Eduardo Matos Moctezuma que participó en las labores de rescate de la Coyolxauhqui, en 1978.
-Para poder hablar de una nueva cultura -responde- tendrían que tenerse todos los elementos y nosotros apenas vamos a entrar a ese análisis. Por la similitud del tipo de vasijas, fragmentos cerámicos y figurillas, hasta este momento lo que vemos es una línea de conexión hacia lo olmeca.

"Sin embargo, tampoco me cerraría a que esto ratifique que es producto del avance de esa cultura al noroeste del país. Lo digo porque es uno de los elementos que conocemos, que tenemos amarrados arqueológicamente, y es lo que me permitiría entender una presencia tan temprana aquí. En el momento de entrar a la interpretación de la glífica, la simbología, a lo mejor podríamos estar en condiciones de hablar de otro grupo."

El llamado Monumento 32 fue hallado de forma accidental en febrero de 2005, al noroeste de la zona, mientras se trabajaba en la restauración del canal hidráulico que, durante la época prehispánica conducía el agua del manantial a una laguna artificial creada dentro de la ciudad.
Se trata de un monolito de piedra arenisca polimineral, con ocho metros de largo de cuatro de altura, 50 centímetros de espesor y un peso superior a las 30 toneladas.

Sus relieves alcanzan entre los 12 y 15 centímetros de altura y, de acuerdo con el arqueólogo, todo hace suponer que se trata de un calendario lunar, como ha interpretado el astrónomo Daniel Flores, de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Considerarlo como tal "no se dispara de la realidad que pudiera haberse tenido en Tamtoc o en la misma Huasteca", abunda Guillermo Ahuja. "Para los grupos sedentarios, el calendario más importante es el de la Luna y no el Sol, porque el ciclo lunar permite saber cuándo sembrar y cosechar, o si vendrá agua, frío o calor.

"Si hablamos de ciudades agrícolas, como ésta, ellas dependen de la Luna. El hecho de que lápida esté enclavada en un área de manantiales refuerza el concepto de la Luna como la generadora de los líquidos vitales."

En cuanto a su simbolismo, son básicamente tres figuras antropomorfas. Dos de ellas son del sexo femenino, están ubicadas a los flancos, aparecen decapitadas y de su cuello surge el líquido vital, sea agua o sangre. De esos chorros que brotan de las mujeres, aparecen aves que marcan las cuatro direcciones del mundo.

El centro de la pieza, en tanto, lo ocupa un personaje que, en su parte inferior, presenta elementos masculinos, mientras que la superior es de sexo femenino, con caja toráxica y rostro descarnados, y a cuyo ombligo y a los brazos llegan los chorros del líquido vital. En la parte superior, por último, aparecen símbolos que pudieran estar representando parte de los ciclos que tendrá la Luna.

Este glifado del monolito, enfatiza el arqueólogo, recuerda mucho a los prevalecientes en la zona arqueológica del Tajín; pero la antigüedad de estos primeros podrían confirmar que aquella ciudad veracruzana pudo haber sido fundada por los huastecos y no al revés, como se cree hasta la fecha.

Una vez rescatada completamente esta colosal pieza, obra cuyo presupuesto alcanzó los 900 mil pesos, se procederá a unirla con su otro fragmento y posteriormente será subida al sitio donde se cree fue colocada originalmente. Allí permanecerá, con las medidas pertinentes para su cuidado y preservación. El proyecto era tenerla lista para la apertura de Tamtoc al público, pero al parecer los trabajos se extenderán un mes y medio más.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡¡Dios!!, yo quiero verlo, quiero estar ahí.

Saludos.

El Zórpilo.