Ingredientes:
Un kilo de raíz fuete.
Tres gallinas blancas.
Una cabeza de ajos.
Cuatro kilos de miel.
Un espejo.
Dos hígados de ternera.
Un ladrillo.
Dos pinzas para ropa.
Un corsé con ballenas.
Dos bigotes postizos.
Sombreros al gusto.
Se despluman las gallinas, conservando cuidadosamente las plumas. Se pone a hervir en dos litros de agua destilada o de lluvia sin sal y con la cabeza de los ajos pelados y molidos. Se deja hervir a fuego lento. Mientras hierven las aves, colóquese la cama oriental de noroeste a sudeste y déjese reposar con la ventana abierta. Ciérrese la ventana media hora después y colóquese el ladrillo rojo bajo la pata izquierda de la cabecera de la cama, que debe estar al noroeste. Déjese reposar. Mientras reposa la cama, rállese directamente sobre el caldo la raíz fuerte, teniendo cuidado de que las manos estén constantemente impregnadas por el vapor. Revuélvase y déjese hervir. Se toman los cuatro kilos de miel y se extienden con una espátula sobre las sábanas de la cama. Tómese las plumas de las gallinas y esparzase sobre las sábanas embadurnadas de miel. Tiéndase la cama con cuidado.
No es indispensable que las plumas sean blancas, pueden también usarse de color, pero hay que evitar las llamadas gallinas de Guinea, pues éstas producen a veces un estado ninfomaniaco de larga duración o graves casos de priapismo. Póngase el corsé bastante apretado. Siéntese ante el espejo, afloje su tensión nerviosa, sonríase, pruébsese los bigotes y los sombreros según sus gustos (tricornio, napoleónico, capelo cardenalicio, cofia con encajes, boina vasca, etcétera). Ponga en un platito las dos pinzas para ropa y déjelo junto a la cama. Entíbiese al baño María los hígados de ternera, teniendo mucho cuidado de que no lleguen a hervir. Colóquense los hígados tibios en lugar de la almohada (en caso de masoquismo) o en ambos lados de la cama, al alcance de las manos (en caso de sadismo). A partir de ese momento, todo debe terminar de hacerse a gran velocidad, para evitar que los hígados se enfríen. Corra y vierta velozmente el caldo (que debe ser muy reducido) en una taza. Regrese con ella apresuradamente ante el espejo, sonría, beba un sorbo de caldo, pruébese un bigote, beba otro sorbo, pruébese un sombrero, beba, pruébese todo, tome sorbitos entre prueba y prueba y hágalo todo tan velozmente como sea capaz. Ya ingerido el caldo, corra a la cama, acuéstese entre las sábanas preparadas, tome rápidamente las pinzas para la ropa e introduzca en cada una de ellas el dedo pulgar del pie. Estas pinzas deben conservarse toda la noche y colocarse en un ángulo de 45 en relación con el dedo, orpimiendo firmemente la uña.
Esta sencilla receta da siempre buenos resultados y las personas normales pueden ir placenteramente del beso a la estrangulación, de la violación al incesto, etcétera, etcétera. Las recetas para casos más complicados, como son los de necrofilia, autofagia, tauromaquia, alpinismo y otros, se encuentran en un volumen especial de nuestra colección: Consejos discretamente sanos.
Remedios Varo.
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