Confesional, reitero, por naturaleza, soy un hombre que busca siempre un confidente y que muchas veces a una persona que acaba de conocer le arroja todo el tonelaje, como un camión de volteo, de lo que lleva dentro y ya no puede tolerar. Yo me quiero morir sin que haya quedado oculta una sola de mis acciones: eso dije también entonces, aún cuando sabía que no es posible desnudarse del todo, y que siempre queda una última cobertura, una especie de celofán como el de las serpientes.
Memoria y Olvido: Vida de J. J. Arreola (1920-1947).
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