martes, marzo 27, 2007

El amigo de todos los mexicanos.

La melancolía de saberme lejos del ser amado me mantuvo cabizbajo toda la tarde. Al transitar al rededor del mercado municipal me encontré con una melodía que se cernía como un traje a la medida del sentimiento que llevaba en el pecho. Salía detrás de una cortina blanca, en un asfixiante rincón de una sola renegrida ventana y se me metía por los ojos ávido de curiosidad, removiéndome el hinchado corazón suplicante de alivio, bajando hasta los fatigados pies que en un impulso vouyerista metió las manos para alejar de mis ojos la nupcial cortina.
Ante los ojos apareció un blues acincopado y melodioso escapando de una sinfonola con un sonido descomunal. Los parroquianos se quedaron en suspenso un minuto y yo aproveché para acercarme cauteloso a la barra del diminuto bar.
Se me ofreció un lugar disponible en una improvisada mesa. A mi lado dos clientes se reían con nerviosismo cada vez que el travestido mesero les acercaba las cervezas. Yo me dejé transcurrir en la música y dediqué un pensamiento al amor que había dejado asoleándose en el puerto.
Yo la verdad nunca me he sentido una persona extraña. Hasta donde puedo trato de vestirme como el resto de la gente, muchas veces paso desapercibido y me siento seguro colándome en las filas, comprando fruta, mirando. Quizá el único accesorio estrafalario que uso es un desbaratado morral de lana que adquirí en Orizaba en unos de mis viajes de aventura, pero creo que aquí medio mundo acostumbra el morral ceñido al hombro.
-"Juats iur neim?" Escucho en un dificultoso inglés martajado dirigiéndose a mi.
-"Ammm. Carlos, pero no hay necesidad de que me hables en inglés. Hablo español". Respondí confundido al amigable vecino que me invitaba a dejar la tristeza y dejarles conocerme.
Inmediatamente comenzaron los brindis con sus miradas fijas a mis gestos y ademanes. Y entonces comencé a sospechar de una confusión.
La sonora sinfonola me hacía responder las preguntas de mis anfitriones con dificultad. Pero pasaba algo extraño: todo lo que decía, por la cercanía de la música, tenía que ser traducida al sonriente más alejado de la mesa. Y cada vez que el mensaje era transmitido, dos sonrisas como mazorcas me miraban con sorpresa e ingenuidad.
Cuando me levanté a seleccionar nuevas melodías en la sinfonola, todo el bar me observaba. Nostálgico e imprudente me decidí por música inglesa marcado el ritmo con un ligero movimiento de cabeza que mis interlocutores exageraban sacudiendo epilépticamente sus torsos.
Una nueva voz se dirigía a mi hablando un perfeccionado inglés. La respuesta en español le animó a conversar conmigo, y entonces me enteré de sus constantes migraciones, de su natal Distrito Federal en un pasado rockanrolero y sus sueños de volar. Contagiado mi anfitrión contiguo me habló de su casita en el campo, de su mujer y sus hijos, de su hermana y las golpizas que el profesor de primaria con el que se había casado le daba. Entonces lloraba pidiendo consejo.
La música pasó del terreno de la cumbia al sonido guapachoso. Unos curiosos con orgullo me explicaban de los huateques en esta Huaxteca, y de sus costumbres, datos que amablemente agradecí explicando que tenía cuenta de ello al haber vivido en esta región mis más cercanos años. Una pareja de hombres afeminados bailaba arrimado uno sobre el otro y les mirábamos con una mezcla de naturalidad y morbo silencioso.
-"¿Entonces no eres gringo?" preguntó uno de mis anfitriones de mesa.
-"Nada de eso, he vivido en varios estados del país, pero no soy un anglosajón". Respondí avergonzado de tan deshonrosa confusión.
-"Es que cuando entraste aquí todos pensamos que eras de allá, como aquí nunca vemos gente así como tu, guero, que se vista así, con barba y tu nariz así, luego luego se ve que no eres de por aquí". Se excusó el vecino con la misma sonrisa inicial y chocando su cerveza con la mía en un brindis amistoso.
El ir y venir de cervezas concluyó en sonoras carcajadas, una nueva dosis de blues y más conversaciones en inglés. Cuando me despedí de tan simpáticos compañeros de bebida, lo hice con una promesa de saldar una invitación declinada a comer en la casa de uno de ellos. Los abrazos me buscaron intercalados de palabras cariñosas. Caminaba por la avenida cuando una voz que provenía detrás de la cortina blanca decía: ¡Adiós guero, amigo de todos los mexicanos!
Una sonrisa irónica se me dibujó en el rostro asesinando aquella añeja melancolía.

lunes, marzo 19, 2007

Sociedades de Convivencia. Rosa de dos aromas.

México, D. F. El periodista Antonio Medina, coordinador informativo de la agencia de noticias Notiese, especializada en la cobertura de diversidad sexual, salud y VIH-SIDA, y su pareja Jorge Cerpa, inauguraron este viernes una ruta que parece ser sin retorno: la conformación de n nuevo modelo de unión civil que rompe con decenas de atavismos y prejuicios morales, culturales y se atreve a decir su nombre.

La unión de Medina y Cerpa constituye una victoria para decenas de activistas, legisladores y ciudadanos que han optado por un modelo de convivencia distinta, ni mejor ni peor, pero que reclama el derecho de existir, de ser respetada y que constituye una batalla más ganada a la intolerancia.

Medina es un profesionista comprometido y a través de su labor cotidiana ha sido no sólo un periodista informado, sino esencial en la difusión de los temas más importantes que abonan en la cultura de la tolerancia, la diversidad y el respeto a los derechos humanos. Gracias a él, Notiese se ha convertido en un medio de referencia y consulta para estos temas.

La unión de Medina y Cerpa constituye la primera sociedad de convivencia que se formaliza en la Ciudad de México, a raíz de la aprobación de la ley, en noviembre del año pasado, y de la publicación de los lineamientos de las Sociedades de Convivencia, en la Gaceta Oficial del Gobierno del Distrito Federal, el pasado 2 de marzo.

Estos lineamientos en ningún momento consagran una exclusividad a las parejas gay o lésbicas, ni siquiera entran en el terreno de la opción sexual, ni menosprecian al matrimonio heterosexual tradicional, como han querido presentar las buenas conciencias parroquiales. Lo que hacen es formalizar un nuevo modelo de unión civil cuyos requisitos son simples:

- Acudir a la Dirección General Jurídica y de Gobierno de alguna de las 16 delegaciones del Distrito Federal con original y fotostáticas de las actas de nacimiento, identificación oficial y comprobante de domicilio.

- Llenar un formato de solicitud.

- Pagar por partida doble 42 pesos con 30 centavos para el registro y archivo de la sociedad.

- Señalar una fecha para la ratificación.

- Redactar, si así se desea, un texto para especificar el tipo de convenio entre los convivientes.

- Llevar el día de la ratificación el convenio escrito, dos testigos e invitados. "Ahí se consumirá la unión legal con una ceremonia republicana".

Este viernes, Antonio Medina y Jorge Cerpa tuvieron dos testigos de lujo: la dramaturga Sabina Berman y el presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos del Distrito Federal, Emilio Álvarez Icaza. Cada uno, en su ámbito profesional, ha manifestado un firme compromiso en favor del respeto a la diversidad y a los derechos sexuales y reproductivos.

Después de3 la unión histórica de Medina y Cerpa, es muy probable que la siguiente sea la de María Guadalupe González Vega, de 37 años, y Rosa María Ortíz Martínez, de 54 años, quienes llevan 15 años juntas. Son las primeras inscritas en la delegación Azcapotzalco. Decidieron establecer este convenio y será el 23 de marzo cuando lo formalicen. Rosa María tiene tres hijos, los cuales son también de María Guadalupe, por adopción.

En la delegación Benito Juárez, bastión tradicional del electorado panista capitalino, el dramaturgo Emilio Carballido ha decidido inscribirse junto con su pareja para formalizar una relación de años. Será, tal vez, la unión más simbólica de las primeras que se realizarán en la capital del país.

Carballido, autor de obras de primer orden como Rosa de Dos Aromas, nos dará no sólo un ejemplo, sino una lección mayor que está detrás del modelo de las sociedades de convivencia: no existen límites ni de edad, ni de formación académica ni de condiciones de género. El amor, a final de cuentas, es un arte que siempre se puede vivificar. Es una rosa de dos aromas.

Por Jenaro Villamil. Revista Proceso.

viernes, marzo 16, 2007

Entra en vigor la Ley de Sociedades de Convivencias en el D. F.

Este día entra en vigor la recién aprobada Ley de Sociedades de Convivencia en el Distrito Federal, para lo cual se previó la capacitación de los diferentes personales del Registo Civil en algunas de las delegaciones, a fin de sensibilizar a los burócratas en materia de esta nueva Ley y evitar actos de discriminación o violaciones a los Derechos Humanos.

Los diferentes medios de comunicación han dado cuenta de la primer sociedad de convivencia capitalina entre dos hombres, desde muy temprana hora, e incluso algunos medios televisivos e impresos insisten en denominar "matrimonios" a los pactos de sociedad de convivencias, lo cual está aún muy lejos de materializarse, se manipula la información por ignorancia, por sensacionalismo traducido en ventas y como una forma de influir negativamente en la población sobre este tema.

Este importante logro en derechos civiles para la comunidad homosexual, representa un logro sin referentes en la historia del movimiento de liberación gay en México. Aunque por supuesto no estamos logrando una igualdad de derechos, la ley representa un paso importante encaminado a mejorar nuestra calidad de vida, nuestros derechos y sobre todo, dejar de ser ciudadanos de segunda.

Ahora solo falta lograr que la evolución democrática que han dado nuestras leyes, esté a la par de la apertura y el respeto de la mayoría heterosexual y de las instituciones (incluída la Iglesia) hacia la población homosexual. Es deseable, es utópico pero se valen a veces estos destellos de fé en la humanidad.

Y sobre todo, quienes se sientan preparados para formalizar su relación con sus parejas, hagan valer sus derechos; de nada sirve que se promulguen leyes si no ejercemos nuestros derechos, aunque claro, somos libres de decidir rechazarla. ¡Bendita paradoja!

Espero un día, estimados bloggeros, enviarles mi invitación para acompañarme a formalizar mi sociedad de convivencia. No olviden que se piden requisitos y uno es la de radicar en la capital de la República. jejeje, yo haré chapuza, mi novio es defeño.

miércoles, marzo 14, 2007

XXVl. La Malinche va de nuevo al psicoanalista.

De Víctor Hugo Rascón Banda.
(El Terapeuta lee. La Malinche escucha atónita)
Analista: (LEE) "Por contraposición a Guadalupe, que es la Madre Virgen, la Malinche es la Madre Violada..."
Malinche: (INTERRUMPE) Ora sí. Ora sí estamos fregados. ¿Por qué me contraponen con la Virgen de Guadalupe, con mi madre Tonantzin, Ora sí... Ella es la Madre Virgen y yo la Madre Violada. Ella la Madre Pura y yo, la Chingada Madre?
Analista: No lo dije yo. Está en El Laberinto de la Soledad.
Malinche: Estará en la Soledad de los Laberintos o en las Sagradas Escrituras, pero no estoy de acuerdo.
Analista: Lo dijo el Poeta.
Malinche: No siempre los poetas dicen la verdad. A veces mienten. Acuérdese nomás de Sabines, cuando opina sobre Chiapas y los zapatistas.
Analista: Pero éste es el Gran poeta. Nuestro Premio Nobel.
Malinche: ¿Nobel? ¿Eso viene de "noble" acaso? Con el debido respeto, pero no estoy de acuerdo. (PAUSA) ¿Y qué más dice?
Analista: (LEE) "La pasividad de la Chingada es aún más abyecta. no ofrece resistencia a la violación, es un mundo inerte de sangre, huesos y polvo..."
Malinche: ¿Eso dice? ¿Y él estuvo ahí? ¿Él lo vio todo, cuando me agarró a la fuerza el soldado español, cuando me luchó? ¿Él no vio cuando me defendí como gato boca arriba y cómo fui sometida? ¿Él no escuchó mi llanto? ¿Él no vio mis uñas clavándose en su espalda y mis dientes mordiéndole los brazos? ¿Él no vio cómo me abrieron las piernas por la fuerza y cómo me taparon la boca para que no gritara? (PAUSA MALINCHE CALLA Y RECUERDA)
Analista: (LEE) "Su mancha, la de usted, es constitucional y reside, según se dice en este texto, reside en su sexo. Esta pasividad abierta al exterior la lleva a perder su identidad: Es la Chingada. Pierde su nombre, no es nadie ya y se confunde con la nada, es la Nada. Y, sin embargo, es la atroz encarnación de la condición femenina. Si la Chingada es una representación de la madre violada, no me parece forzado asociarla a la Conquista, que fue también una violación..."
Malinche: Sí y no.
Analista: (LEE) "El símbolo de la entrega es doña Malinche..."
Malinche: (INTERRUMPE) ¡Yo no me entregué!
Analista: (LEE) "Es verdad que ella se da voluntariamente al conquistador, pero éste, apenas deja de serle útil, la olvida..."
Malinche: Sí. En eso tiene razón. Después de serle útil me olvidó.
Analista. Como Jasón a Medea.
Malinche: ¿Quién es Jasón? ¿Otro cabrón? Digo...
Analista: Otro igual que don Hernán. (LEE) "Doña Marina se ha convertido en una figura que representa a las indias fascinadas por los españoles..."
Malinche: ¡Fascinadas! ¿Fascinadas dice?
Analista: (LEE) "Fascinadas y seducidas por lo españoles. Y del mismo modo que el niño no perdona a su madre, que lo abandona para ir en busca de su padre, el pueblo mexicano no persona su traición a la Malinche".
Malinche: O sea que soy traidora. O sea que no me perdonan. ¡Chinguen a su madre todos!

martes, marzo 13, 2007

Saudade.

Por Eduardo Langagne.*
La saudade es la embarcación que navega por el océano afectivo de la lengua portuguesa. Original y misteriosa, la palabra se ha convertido en ejemplo canónico de la imposibilidad de la traducción. Una palabra aceptada como intraducible.

No obstante, los diccionarios, la aceptación refrenada y la especulación nos llevan muchas veces a consentir que la saudade pudiera ser cercana a nostalgia o derivada de soledad. Si bien a mediados del siglo XVl se especulaba ya en la posibilidad de encontrar una equivalencia de la saudade en la soledad castellana, los más enfáticos argumentos no encontraron en el plano de las sensaciones una semejanza sensible entre las frases morir de soledad y morrer de saudade. El saudoso no es un solitario, no necesariamente. La sensación de la saudade podría estar presente al vivirse el amor conservado en las ausencias. Es un recuerdo acaso apesadumbrado, sombrío, pero iluminado por la esperanza; es una sensación virtuosamente alborazada en ocasiones. ¿Quién siente saudade? Constan definiciones especulativas a lo largo de los siglos pero a caso no existen definiciones comprobadas... A la intuición lírica se suma el rigor académico, pero es muy difícil proponer que la saudade es sólo la denominación de un sentimiento exclusivamente portugués.

Los trovadores galaico portugueses, los poetas anónimos de los cancioneiros, los poetas de las calles, intuitivos y dispersos, pero también los cantores testimoniales, meticulosos y concentrados, todos los reconocidos voceros de la lengua del pueblo, aceptaban y usaban la palabra saudade desde hace muchos siglos para intentar expresar ese sentimiento inexplicable. ¿Qué se siente?

En los más antiguos cancioneros puede observarse algunas derivaciones de una palabra que transitó los siglos y las regiones ataviada de Soydade, Suydade, Soedade.

Soidade. En su curso oral y escrito la palabra expandió su sonoridad y amplió su significado. Si bien la solitate pudiera estar presente en el origen, tampoco podemos asegurar que saudade provenga del latín, como tantas voces de nuestras lenguas. Caminando sobre estrechas veredas filológicas y recogiendo raíces semánticas, nuestro peregrinar andaría alrededor de solitate, solitudo, solitas, podríamos después pasar muy cerca de las ramas de solidulo, soidulo, soledade, soidade, y finalmente arribar a la sombra del enorme árbol de la saudade, esa sensación...

Aunque es necesasrio decir que la palabra se ha cantado también en nuestro idioma bajo la forma de la antigua y obsoleta saudad. En dos ejemplos que tengo a mano puedo citarlo. El poeta colombiano Octavio Amórtegui (1901) dice así en un par de cuartetas enesilábicas de su largo poema "El padre":

Rancio señor de buena casa,
apenas heredó el camino
¡que el abuelo jugó sin tino
y el azar le ganó sin tasa!
Mas tuvo siempre la saudad
de aquellos campos verdecidos
y de sus charcos abstraídos
se le anegó su soledad

Y Francisco González León (1862), nuestro poeta de Lagos de Moreno, escribe en el poema "Lectura":

La siesta acaso es cómplice
de una promiscuidad...
Afiánzase un cortejo bajo un brillo
o emerge una saudad
de la vieja lectura de esos libros
que pactan con el alma una hermandad

Por mi parte propongo un dístico que busca también una definición:

La nostalgia, en la saudad,
es tristeza en libertad.


Sabemos que la saudade no es religiosamente nostalgia ni melancolía, tampoco aflicción o tristeza, sino una sensación que la lengua portuguesa supo nombrar desde sus orígenes y después heredó en esa gradación semántica tan característica de cada idioma.

La palabra no está solo en el ánimo peninsular. En el trayecto marítimo del idioma portugués la palabra tocó puerto en los cinco continentes. Es gracias a las circunvoluciones de Vasco de Gama que la palabra también viajó hacia el nuestro. Está ahí constantemente en el portugués de Brasil, nostálgica, melancólica, a veces afligida, en el habla popular, en la poesía y en la canción. En brasil escuchamos cantar a Joao Gilberto el bossanova, Chega de saudade, por ejemplo, y el compositor bahiano Dorival Caymi canta con voz grave Ai que saudade eu tenho da Bahia... En épocas recientes, la descalza caboverdiana Cesárea Évora canta sodad, sodad, en una pronunciación africanizada del portugués original.

Otra hipótesis contempla a la saudade como una palabra que contiene influencia árabe producto de los siglos de dominación y presenca de esa cultura en la península ibérica. Las palabras árabes Suad, Saudá, Suaidá, contienen un sentido moral de tristreza profunda.

Aquí tenemos una primera combinación de términos parecidos en diversas lenguas, soledad, solitude, solitas, saudá. Todos ellos pudieran, por qué no, tener alguna relación con la saudade.

Para algunos, la saudade podría se la denominación de una enfermedad, una dolencia. Saude es el término en portugués para salud. Y de saude a saudade hay un camino incierto pero posible.

Una palabra espiritual muy usada en los trovadores provenzales y en la poesía humanística es Suavis, que tiene el significado de un ánimo suave y reprimido.

D. Jodo de Meneses, es una antiquísima estrofa recuperada hacia mediados del XlX, canta:

Faz me alguuma saudade
Vyrem cousas aa memorea
Que passey: mas na verdade
Nam me dam pena, nem glorea.

La estrofa se escribiría diferente en el portugués actual. En nuestro idioma podría ser algo cercano a: "Me provoca algo de saudade que vengan a la memoria las cosas que yo pasé, pero en verdad no me dan pena ni gloria."

Sergio Filippi, autor de un libro titulado A Saudade, publicado por Lello y Irmao Editores en Porto en el año de 1981, encontró en el Cancioneiro da Biblioteca Nacional una versión que expone las características de la saudade vinculada a conceptos como recuerdo, soledad, deseo, amor.
Según Filippi, la primera saudade que se encuentra en un testimonio escrito, entre los siglos X y Xll, está relacionada con la tierra e incluye todos los verbos que hablan de despedida o ausencia; se relaciona con partir, huir, separarse del terruño.
La saudade, dicen, es una enfermedad de portugueses. La saudade es soledad compartida, soledad confortadora, soledad desesperada, deleite de amargura. La saudade nos hace sentir en nosotros lo que se fue de nosotros. La saudade procede del recuerdo del tiempo pasado, sentido como la falta de un bien que aún podría tenerse. Es la sensación de privación de una persona o una cosa, es finalmente echar de menos.
La saudade es el recuerdo de algo cuya presencia nos contentaba, la reflexión de ya no tenerlo presente, el dolor que siente el ánimo por la soledad de lo ausente, el retrato que nos está pintando la imaginación de su antigua presencia y cualidades, los deseos con los que el ánimo se siente impedido para ver.
A mediados del siglos XV, cuando prevalecían las formas arcaicas soydade, suidade, se proponen diversas maneras de ofrecer a la comunidad linguística una comprensión de la palabra: "no es necesario leer muchos libros", declara D. Duarte en ese tiempo, "basta mirar al corazón". La saudade que propone Duarte es siempre de alguien, de alguna persona hacia otras personas o hacia las cosas.
Traduzco (y traiciono, claro, para que suene en español) esta espinela de Francisco de Portugal:
Saudade de amor perenne,
mal mortal, triste deseo,
donde tantos miedos veo,
donde tanta pena viene.
Donde más secretos tiene
el dolor, que es desigual,
mayor mal que el mayor mal
que allá lejos se hizo fuerte,
no se destierra la muerte
y la hallamos más mortal.
Y también interpreto, ¿traduzco? una estrofa de la canción x de Luis de Cambes:
Ahora la saudade del pasado
Tormento, puro, dulce y lastimado.
Que hacía convertir estos furores
En dolorosas lágrimas de amores.
Que disculpas conmigo procuraba
Cuando el suave Amor no me sufría
Culpa en la cosa amada, ¡ y tan amada!
Y otra de Camoes:
Saudade, sabor agrio del destino,
delicioso aguijón de acerbo espino
que en el íntino pecho me traspasa
con dolor que a mi alma despedaza
pero tiene placer en la saudade.
(...)
Los ejemplos poéticos nos aproximan más a las posibilidades expresivas de la palabra. Dentro del poema la palabra es sugestiva, rítmica, sonora y ofrece la posibilidad de extraerle significados má amplios. Expresa, decían los trovadores, sentimientos recónditos.
Insisto en traducir otros ejemplos donde la palabra saudade ofrece otras de sus múltiples posibilidades semánticas:
No pueden mitigar esta saudad
asistencias de amor, porque resiste
otra nueva razón de soledad
qe en las distancias de ese amor consiste:
como un objeto de la voluntad
hecho hoy imposible no me asiste
si vínculo es de amor entre sujetos
sin dos extremos, no produce efectos.
(...)
Ni las quejaqs de lágrimas sentidas
alivios pueden ser de esta saudade.
(...)
La saudade es dichosa desventura, sabor amargo, muerte y renacimiento, victoria y derrota. "En mi saudade lloro y río". He aquí otra versión-traducción, extraída de un poema de Manoel Barros:
Saudade, cómo amo tus lamentos
cómo te quiero oír cuando se queja
mi corazón en sus sollozos lentos.
O este otro ejemplo, de espíritu popular, cuya tradición nos ofrece frecuentemente diversas expresiones de la soledad saudade:
Saudade, ¡martirio y palma!
¡tortura de nuestra vida,
conforte de nuestra alma!
El recuerdo y el deseo son dos elementos esenciales de la saudade.
Camilo Castelo Branco escribe: "Aquella alma todavía se me hospeda en el corazón... la saudade es aún afecto, un excelso amor, el mejor amor que el pasado nos hereda." Así que la saudade, como el mejor amor que el pasado nos hereda, me obliga a traducir, traicionar o intentar aproximarme a una cuarteta espléndida que por ahora nos permitirá dejar hasta aquí estos apuntes.
Quien inventó la saudade
hizo bien, porque eso es.
Creó la palabra más triste
del amor más portugués.

* Poeta, narrador y promotor cultural. México, D. F., 1952. Ganador en 1994 del premio de Poesía de Aguascalientes.

lunes, marzo 12, 2007

Yo, Harpócrates

tengo silencios callados y hambrientos
silencios libres
como pájaros transparentes
silencios con cicatrices
insoportables
silencios nulos
que terminan en la basura
silencios angustiosos
disidentes
silencios ignorantes
que desconocen que están en silencio
silencios niños
adolescentes
decrépitos
silencios que gritan silencio
silencios Nerón y silencios Vallejo
silencios incapaces de hacer silencio
silencio con rabia
con premura por romper el silencio
silencios cobardes
sufridos
que temen permanecer callados
silencios bajos y altos
silencios enanos
silencios exiliados
que viven en otros silencios
silencios parásitos
que se nutren de otros silencios
silencios tuertos
mudos
sin manos
ciegos y sordos silencios
silencios cúrsiles
¡aman tanto estar en silencio!
silencios solos
....y solo silencios

Isnoel Yanes González (Caibarién, 1968)

sábado, marzo 10, 2007

jueves, marzo 08, 2007

En el Día Internacional de la Mujer: Un caso

En el marco del día internacional de la mujer, deseo expresarle una felicitación a mis amables lectoras en esta celebración. Y como está en boga anexar algún dato interesante sobre las injusticias cometidas contra las féminas del mundo, comentaré que en los últimos meses en esta región huaxteca del estado de Hidalgo en el que me encuentro, se han estado reportando extrañas desapariciones de niñas, jovencitas y mujeres, el número aumenta considerablemente. Años atrás una desaparición era tratada con movilizaciones ciudadanas, policiacas e institucionales. Hoy día prevalece la indiferencia.
Conversando con una de las empleadas de mi madre, nos compartió la experiencia de su sobrina, una jóven ama de casa que había salido de casa para atender unas diligencias cuando repentinamente un grupo de hombres a bordo de un automovil sin matrículas la secuestraron, vendándole los ojos, a lo que horrorizada les suplicaba que la dejaran libre, pidiéndolo en nombre de su pequeña hija. Esta declaración desconcertó a sus secuestradores y les escuchó decir: -" esta ya no nos sirve, está casada". Fue abandonada en la carretera federal México-Tampico y jamás denunció lo sucedido. Mi pregunta es ¿tendrá relación este connato de secuestro con las extrañas desapariciones de niñas y mujeres jóvenes? Algo está sucediendo y me parece que es algo terrible que pronto sacudirá a la sociedad huaxteca.

martes, marzo 06, 2007

Mi compañero de luchas, mi amante, mi amigo, mi pareja (aunque no se que tan parejo se puede ser con las personas) cumple años mañana y no tienen idea de lo mal que me siento por no estar en Tampico y agasajarlo en compañía de sus amistades, y mas aún porque entra a la década de los 30's (con todo el temor que eso conlleva), es horrible amarlo tanto, querer compartir absolutamente todos los amaneceres juntos y acumular una historia propia de experiencias y crecimiento espiritual, que francamente, hoy, me siento frustrado y furioso. Algo debo aprender de mis sentimientos, algo que recién comienzo a acomodar. ¡Odio ser un obsesivo compulsivo!

El jueves lo festejaremos en casa los amigos que ha hecho en Hidalgo y yo, pero de una forma siento que celebrar un día después ya no es lo mismo...

La voz de la tierra.

Limpiar la tierra no es un trabajo fácil. El calor en el trópico dificulta la labor azotando al cuerpo con ráfagas de viento ardiente, llenándolo de humedad.

Hace tiempo que dejé de hacer labores de campo. Desde que vivo en la cabaña a las afueras de la urbe he pasado por transiciones muy curiosas, a veces siento que me hago misántropo, otras que me hago un pensador radical, otras que soy tan solo un campesino viviendo de forma acultural.
Afilo el machete con la vieja lima, cuidando en cortarle su forma de serrucho producto de su choque contra los guijarros. La maleza se extiende a través de mis ojos, vasta, impenetrable, trepadora. Me gusta el sonido del hierro afilado doblando las hierbas, entonces se desprende el inconfundible olor de su savia. Los músculos del brazo se tensan al levantar amenazante el machete vengador, apresurándose en atestar el golpe.

Comienzo a comprender que cuando la tierra es noble, pareja, fértil, los golpes para podar la maleza son suaves y no requieren en verdad tanto esfuerzo. La hierba adquiere una docilidad sorprendente, como si esperara a ser recortada en un afán estético de crecer al parejo flores, césped, hierbas.

Los nudos de césped silvestre exigen paciencia. Analizar la profundidad de sus raíces me hace evaluar la velocidad, la intensidad y el destino que le daré a mis brazos con la guaparra, tratando de sacar de un solo tajo el molesto nudo, o por lo menos, hacer que retrase su crecimiento.
Pero el terreno abrupto, escarpado, colmado de rocas, pide un cambio de instrumento. Entonces hay que sacar un azadón para no estropear el machete contra las piedras. El azadón permite sacar la hierba mala sin esfuerzo físico, solo hay que inclinarse ligeramente, planear el golpe y halar suavemente revolviendo los terrones y dispersando los guijarros que protegen a las duras hierbas donde se alojan alimañas y enfermedades.

Pericia se necesita para decidir en que momento se usará el instrumental del campo, pero también un amplio conocimiento de las características de la tierra. Así mismo sucede con las experiencias de la vida, aprender a discriminar los momentos en que cambiaremos de instrumentos, cortaremos de tajo lo que nos molesta o las veces en que con suavidad moldearemos lo que es susceptible de moldearse. Es hermoso cómo nos habla la tierra.