martes, febrero 27, 2007

Meme.

Este post da continuidad al Meme que mi entrañable amiga http://www.cicutaomaleza.blogspot.com me hizo copartícipe. Este ejercicio me pide que hable de tres de mis autores literarios favoritos, y coincido con ella en lo injusto que es exigirnos resumir nuestras apreciaciones a tan ínfima cantidad. Sin mas rodeos aquí les propongo los míos, pero aclaro que no soy versado en nada así que partiré la selección desde la forma en que la creación de estos creadores de posibilidades me afectaron la existencia.

1.- Herman Hesse. Este escritor y poeta germano nutrió su obra de un marcado existencialismo en su prosa práctica y de constante diálogos interiores, su vida como la de muchos otros genios no estuvo excenta de crisis emocionales, sin embargo su sensibilidad exquisita y sus recursos personales lo llevaron a crear bellísimas novelas donde se explora y se expone la basta riqueza interior del hombre. Mi primer contacto con sus lecturas fue en una conversación on line con un gran amigo con quien mantuve una rica amistad, con quien me conecté en un estado físico, emocional, intelectual y espiritual, es decir, en todos los sentidos en un vaivén de compartirnos a nosotros mismos, siempre tocando la sensibilidad más profunda de nuestro ser. Entonces leí El Lobo Estepario y me pasó lo que a muchos, me creí la encarnación del personaje principal: Harry Haller, ese hombre de la posguerra apesadumbrado, de andar desencantado, de una sensibilidad que rayaba en la neurosis, identificación un cuanto romántica. Narciso y Goldmundo fue sin duda el libro que significó un alto costo emocional al leerlo ya que prácticamente era la historia de mi mejor relación con uno de mis mejores amigos de entonces y de quien en el contexto de la lectura, estaba desprendiéndome, ya que había yo tomado un camino distinto al suyo, nuestra meta era la misma y escogí la vereda difícil, aprender a la mala. Siddhartha y Demián son otras de las lecturas que me marcaron por diversos motivos. Incluso en mis diarios de viaje y de notas siempre cargo con alguno de sus textos que leo cuando necesito un poco de consuelo.

2.-Agustín Yañez. Este escritor mexicano lo descubrí hace unos años atrás en una feria del libro local, entonces compré la novela Ojerosa y Pintada y me interesó el realismo de su narrativa, donde nos comparte un día en la vida de un taxista de la ciudad de México, en un multicolor desfile de personajes contradictorios: los pobres en las ciudades perdidas o cinturones de miseria, el político tranza, los enamorados, el mudo, los muchachos de colegio que se van de "pinta", cada uno con una idiosincrasia representativa. La segunda de las tres partes en que se divide la novela es mi favorita. El chofer sube en su vehículo a un vagabundo que deambulaba en la periferia de la ciudad, un personaje excéntrico al que yo suelo imaginar como un profeta desterrado, una especie de ermitaño citadino con una sabiduría insospechada. Este encuentro está resumido en un monólogo en el que el vagabundo hace la comparación de la gran urbe con el gran canal donde van a parar los desechos de la ciudad, haciendo analogías de los hombres y donde según este simpático extraño afirma que todos los hombres somos iguales. Critica al sistema en el que estamos inmersos (con todas sus aguas negras) con lucidez asombrosa. Esta lectura la tengo muy presente por algo muy extraño que me sucedió años atrás al leérsela a mi entonces novia: recostado en sus piernas le leía el segmento del vagabundo y al ir avanzando de pronto algo en mí cambió y comencé a asumir la identidad del personaje, comencé a hacer las verbalizaciones locuaces con una intensidad en la que leía compulsivamente, apasionado a veces, triste en otras, arrepentido las menos y con un ir y venir de emociones que mi novia estaba fascinada, divertida y asombrada por ese extraño fenómeno. Quizá el psicótico que lleve dentro sea un esquizofrénico residual. Quizá me identifiqué con el vagabundo porque cuando ando vagando por este país también obtengo rayos de lucidez y de profunda paz. Pero solo quizá.
Nota: recomiendo altamente Al filo del agua, La creación, Las tierras flacas y Las vueltas del tiempo.

Juan Rulfo. En este momento no tengo cabeza para pensar en otro autor que me haya gustado tanto como Rulfo, porque sus orígenes humildes me recuerdan los míos aunque sin el talento de el por supuesto. La sobriedad de su prosa me sedujo desde el inicio y la brevedad de su obra me hace sentir sed de más, pero creo que su legado es aún vigente. Sus narraciones del méxico revolucionario, eminentemente indígena me situaba siempre en las imágenes, en los recuerdos, en los sueños y en mis experiencias que de niño tuve del campo mexicano, en especial porque mi madre proviene de una pequeña localidad donde conviven mestizos e indios de una forma contradictoria. Recuerdos en los que me gusta vagar libremente cuando las cosas no pintan tan bien, cuando el mundo de afuera parece desmoronarse ante el cansancio de mis brazos en lucha. Siempre me ha parecido que su literatura es muy visual, recrea en nuestras mentes las formas y los colores de su memoria privilegiada, tan minimalista, la forma en que acomoda y juega con las palabras tan básica es una delicia. Y no miento, también su faceta como el ojo detrás de la cámara es una forma de extender su narrativa y su rico mundo interior.

Por supuesto, estos son los que en este momento se me vienen a la mente y hay muchos, pero muchos más autores que han quedado fuera de este poquito compartir.
Ahora me toca contagiar de memitis a http://www.elzorpilo.blogspot.com, a http://www.mazehualitlatoani.blogspot.com/ y a http://www.palavrasdeursa.blogspot.com para que tomen a tres de sus autores favoritos y escriban lo que sepan de ellos en sus respectivos blogs, y después convoquen a otros tres bitácoras para hacer los mismo.

Saldada la cuenta mi estimada Alfonsina.

miércoles, febrero 21, 2007

La Chilena: el son chileno nacionalizado mexicano.

Cuando Thomas Stanfrod, destacado especialista etnomusicólogo, visitó Jamiltepec, Oaxaca, en 1956 con fines de investigación, se le abrió un mundo fascinante por las costumbres y tradiciones de los pueblos que conforman la región denominada Costa Chica y que abarca los estados de Guerrero y Oaxaca.

En una fiesta celebrada en Jamiltepec notó se acostumbraba amenizar los eventos con pequeñas orquestas, que entre su repertorio tocaban un sinfín de chilenas, algunas con nombres, otras no, cada una rematada con un son. Este son generalmente no tiene nombre, como tampoco tiene letra, y se zapatea de principio a fin. Las chilenas instrumentales tampoco tienen nombre.

Cuando la orquesta toca, inicia con el baterista tocando su triángulo y enseguida golpea el bombo con otra baqueta accionada por un pedal. Característicamente, puntualiza esta música con golpes periódicos en el platillo.

Intrigado por esta peculiar música, investigó en el Laboratorio de Sonido del Museo Nacional de Antropología en México ¿cómo es que un género regional representativo de una patria chica mexicana tenga semejante nombre? El maestro Vicente T. Mendoza atribuía la presencia de este género en México a las influencias llegadas de Chile por la "fiebre de oro" en la Alta California a mediados del siglo antepasado. De acuerdo a esta versión, los marineros chilenos que se dirigían al norte para probar suerte en California habrían hecho escala obligatoria en el puerto de Acapulco y, a su paso, dejaron su influencia.

Moisés Ochoca Capos, documentó la llegada del género al puerto mediante los marineros de una armada de guerra chilena que arribó ahí en 1822. El almirante O'Higgins envió la flota a México en apoyo de los insurgentes de la guerra de Independencia, pero el arribo se dio escasos días de haberse difundido las noticias de la derrota del gobierno colonial en el puerto. Los marineros chilenos se sumaron a la fiesta callejera que se desarrollaba en el lugar, bailando, como era natural, sus propios bailes patrios, entre estos la cueca, o zamacueca, chilena.

Mendoza creía que la chilena mexicana es todavía un género chileno; pero cualquiera que conoce grabaciones del género tomadas en aquel país se quedará plenamente convencido de que la versión mexicana se ha "nacionalizado".

Antiguamente, la chilena se tocaba con violín, jarana y arpa. Sin embargo este último instrumento había casi desaparecido en la década de los años sesenta, por lo que el gobierno del estado de Guerrero en una tarea de recuperación, reintrodujo el instrumento al repertorio de los sones en el municipio Tixtla, aunque algunos estudiosos opinan que no habían antecedentes de que el arpa se tocara ahí. El encargado de esta tarea fue Don Eduardo Bracamonte, originario de Cruz Grande quien inventó un nuevo repertorio: los "sones de tarima" de Tixtla.

Son los indígenas mixtecos quienes conservan el uso del violín, y también de la caja -ésta podría ser una sobreviviencia del instrumental de los marineros chilenos originales, ya que la caja o el "tapeo" sobre la caja del arpa se conocían en Chile-. Esta caja era originalmente de madera, de las que se utilizaban para transportar el jabón a lomo de bestia en la Costa.

Es un rasgo de los repertorio de sones del litoral del Pacífico mexicano la presencia de la despedida, y la chilena no es excepción. Especialmente cuando tiene letra improvisada, los copleros usan dos y hasta más coplas de despedida para finalizar.

Se ha mencionado que la chilena bailable se remata con un son, pero la chilena cantada-que no se baila, en consecuencia- probablemente terminará con una de estas coplas más o menos estereotipadas.
Despedida no la doy
porque no la traigo aquí,
se la dejé a mi morena
pa' que se acuerde de mí.
Voy a echar la despedida
la que echó San Pedro en Roma:
-entre tantos gavilanes,
¿quién te comerá paloma?
Voy a echar la despedida
por lo redondo de un peso,
me quieran o no me quieran,
¿qué templo se cae por eso?
Voy a dar la despedida
debajo de un chirimoyito:
le que tiene chichi, mama,
y el que no, se cría penchito.
Voy a echar la despedida,
la que echó Cristo en Belén:
-Adiós por todos los siglos
de los siglos amén.
La letra de una chilena consiste en un hilar de coplas alternando con un estribillo después de cada una o dos, y terminado por lo general con una o más coplas de despedida. Este tipo de chilena se canta al acompañamiento de las guitarras, ya que nunca se canta con la orquesta, a menos que sea, en últimas fechas, con la facilidad de un micrófono y sonido local.
Lo mismo que la zamacueca o cueca sudamericana, para Chile, la chilena, para la Costa mexicana se ha derivado de un prototipo que coreográficamente imitaba el cortejo del gallo con la gallina. "Cueca" o "clueca" (las dos palabras existen en los diccionarios) indican el estado frenético de la gallina cuando va a poner un huevo. Coreográficamente, al decir de informantes de la Costa Chica, se baila en tres partes: la primera cuando el gallo hace avances, la segunda cuando los hace la gallina y la tercera cuando se consuma la relación. Al bailar la chilena el hombre y la mujer, cada uno sostiene un pañuelo en alto en una mano, se acerca hasta casi tocarse los labios ladeando un poco sus cabezas para de repente dar un paso, cada cual a un lado, y pasarse espalda con espalda. Luego vuelven a sus puntos de partida frente a frente. Cuando viene el son se quedan frente a frente, volteándose un poco a un lado y otro, zapateando enérgicamente hasta que termina la música.
En las últimas décadas, la chilena mestiza-que se toca con guitarra (o guitarras) y requinto- ha tenido representantes que han alcanzado renombre por toda la República como compositores de canciones románticas, tales como los hermanos Ramírez (Agustín, Vidal e Indalecio) y Álvaro Carrillo. Con esto, la chilena ha sufrido influencias capitalinas que se notan principalmente en el estilo de acompañamiento, en cuanto a una riqueza de vocabulario armónico y un alarde de técnica guitarrística.
Anteriormente la región de arraigo de la chilena era mucho mayor, desde la Costa Grande al noroeste de Acapulco hasta la Costa Chica. La chilena se bailaba hacia el interior del estado de Guerrero, en la región de Tixtla, y probablemente en Chilpancingo también. Ahora se baila al acompañamiento de sintetizador y bajo eléctrico, sin que se pierda su sabor tradicional. Es un género mexicano que merece ser más conocido, a lado del son jarocho, el huapango, el mariachi y otros.

Avala SCJN que Fuerzas Armadas prescindan de elementos con VIH-Sida.

La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) declaró constitucional el Artículo 24 fracción IV de la Ley del Instituto de Seguridad Social de las Fuerzas Armadas, que señala que un soldado quedará inutilizado cuando presente diversas enfermedades.


México, 20 Feb (Notimex).- La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) declaró constitucional el Artículo 24 fracción IV de la Ley del Instituto de Seguridad Social de las Fuerzas Armadas, que señala que un soldado quedará inutilizado cuando presente diversas enfermedades.

En la sesión de este martes el pleno del máximo tribunal de justicia del país aprobó la constitucionalidad de ese artículo por nueve votos a favor y uno en contra y con ello se avala el uso del término "inutilizado" que se aplica a un soldado cuando no puede ejercer por algún impedimento las labores de las Fuerzas Armadas.

Ese precepto fue utilizado por el Ejército Mexicano para dar de baja a 11 de sus efectivos luego de que se comprobó que eran portadores del virus causante del Sida, por lo que se inconformaron y pidieron el amparo de la justicia federal.

Posteriormente los ministros de la Corte dieron paso a la discusión de otro artículo, el 226 de esa misma ley, en la que se establecen categorías para la determinación y grados de accidentes o enfermedades que den origen a retiro por inutilidad.

En el numeral 45 de la segunda categoría de padecimientos que pueden causar inutilidad de un miembro de las Fuerzas Armadas se contempla la "seropositividad a los anticuerpos contra los virus de la inmunodeficiencia humana confirmada con pruebas suplementarias".

El ministro Ramón Cossío Díaz dio a conocer un análisis de la Academia Mexicana de Ciencias para determinar si una persona infectada seropositiva está inutilizada para el trabajo, lo que llevó a los especialistas a asegurar que no es motivo de exclusión.

También hizo referencia a las leyes y prácticas de las instituciones militares de países como Canadá y Bélgica, donde se encontró que cuando una persona es seropositiva se le ocupa en otras funciones castrenses y lo único para lo que se considera no es apta es para pilotear un avión.
En ese caso Cossío Díaz argumentó que el VIH y el SIDA no deben ser considerados como una causa inmediata imputable para que los individuos afectados sean suspendidos de ninguna actividad ni específicamente de las Fuerzas Armadas.

Sin embargo fue evidente la posición dividida de los ministros de la SCJN, pues Mariano Azuela planteó que si bien se puede proteger un derecho de un trabajador de las Fuerzas Armadas también el Estado debe cumplir con su obligación de velar por el interés general de una comunidad que en este caso es la de las Fuerzas Armadas.

En ese sentido aseguró que evitar el contagio queda en manos del propio enfermo, que nadie puede garantizar que éste cumplirá con las normas de protección y que no infectará a sus compañeros.

También coincidió con la posición del ministro Sergio Valls Hernández, quien aseguró que no se trata de dar solución a un problema laboral, pero en cualquiera de sus casos debe tomarse en cuenta que el régimen laboral, como el de justicia de las Fuerzas Armadas es un régimen de excepción.

Por ello las Fuerzas Armadas no se rigen laboralmente por el Artículo 123 de la Constitución, sino que existen otros términos legales para su regulación.

No obstante también existe la justicia militar y por ello es que fue necesario analizar desde el punto de vista castrense la palabra inutilizado que tiene connotaciones muy diferentes.

viernes, febrero 16, 2007

Ola de terror se cierne en Tampico por el Cártel del Golfo.

Dando continuidad al caso de violencia que vivieron varios clientes de un conocido bar en el puerto de Tampico, sorprende que no haya aparecido una nota al respecto en los principales periódicos de circulación local, como son el Diario de Tampico, El Sol de Tampico y el Milenio.
Y es que conforme me he enterado, el problema de fondo es mas profundo de lo que aparenta.

La corrupción que vivimos en México asciende hasta el escenario de la política y los cuerpos policíacos. Antes cualquier ciudadano provinciano escuchaba los abundantes casos de inseguridad que se viven en una ciudad con las dimensiones que tiene el Distrito Federal, escuchábamos a padres de familia quejándose del narcomenudeo a las afueras de los colegios y escuelas públicas, el secuestro express, las violaciones y ejecuciones en el barrio, impresionándonos por la violencia siempre patrocinada por quienes ostentan el poder. Nos consolaba pensar en lo afortunados que éramos al no vivir en una urbe donde la ley de la selva se vive día a día, quizá como un recurso psíquico para no deprimirnos y poder construir nuestras vidas sin la angustia que representa el simple hecho de salir de casa.

Pensar "a mi nunca me va a pasar algo así" es a mi juicio uno de los errores mas comunes que cometemos las personas cuando reflexionamos en torno a los peligros cotidianos en los que podemos estar inmersos, atrayendo la desgracia a nuestras vidas ya que este sentimiento de omnipotencia y falsa seguridad, nos expone a encontrarnos con situaciones de alto riesgo de daño, acentuando la vulnerabilidad.

Uno de los fundamentos sobre los que se construyen una serie de técnicas y métodos para la protección civil dice que todos somos susceptibles a lo largo de nuestra existencia, a sufrir algún grado de daño, ya sea físico o psicológico. Sin embargo, aun con la prevención que implementamos desde que somos pequeños, el problema se ha agravado por la negligencia y la corrupción de nuestros gobernantes y por la procuración de justicia.

Ahora que he hablado con las personas que fueron víctimas de la violencia organizada y sistematizada (muchos de ellos con síndromes post trauma) he obtenido algunos datos interesantes sobre lo sucedido y la forma en que se ha interpretado el evento.

Generalmente ante una situación para la que no se está prevenido, después de la confusión inicial y a los mecanismos adaptativos que fallan, se requiere obtener información sobre lo sucedido para reestablecer en algún grado el sentimiento de control, autonomía y seguridad básica sobre las que partirán la recuperación, la elaboración o interpretación del evento traumatizante y la(s) acción(es) encaminadas a sanar y superar el trauma.

En este caso específico, en el que un grupo de personas fuertemente armadas y encapuchadas clausuraron las salidas principales y de emergencia de un conocido bar para golpear y traumatizar a los clientes ahí reunidos. La principal necesidad fue la de obtener información sobre la identidad del enemigo. Había que reconocer quién o quienes eran los victimarios que con toda organización, estrategia e impunidad, habían aterrorizado a un grupo específico de la sociedad.

Las divagaciones señalan que se trata del Cártel del Golfo. La finalidad de atacar estratégicamente a los clientes de los lugares de oscio y esparcimiento mas populares de Tampico, es una estrategia para obligar a los dueños de estos espacios para distribuir drogas a la clientela. Ante la negativa de los propietarios, el recurso es la intimidación a través del uso excesivo de la fuerza, misma que se repetirá hasta obtener que acepten el narcomenudeo o en su defecto, espantar a la clientela hasta hacerlos cerrar sus administraciones, debido también a que el contratar personal de seguridad privada suele ser muy costoso y esto repercutiría en los precios de los insumos. Nótese que la violencia mostrada es propia de personas con algún tipo de entrenamiento militar. Saben cómo y qué parte del cuerpo golpear sin muestras físicas observables de la violencia.

El bar en el que mi pareja fue atacado no ha sido el único, se habla de otros dos principales bares y una discotecas homosexuales. Pero también de discotecas selectas de reunión mixta. Es necesario señalar que el día del asalto los servicios de patrullaje al parecer fueron suspendidos momentáneamente ya que ninguna patrulla se presentó esa noche en el primer cuadro de la ciudad a realizar sus rondas.

Se le atribuye a la mafia del Cártel del Golfo este atentado, razón por la cual ningún medio de comunicación cumplió con su deber ético de informar a la población, una vez mas el temor a las represalias ha silenciado a los comunicadores sociales, los ha amedrentado un grupo de sicarios, han antepuesto el autobienestar sobre su función social. No es la primera vez que sucede y sabemos que su silencio se prolongará hasta el día en que también, las ejecuciones de periodistas y editores se investiguen, se enjuicien y se sentencien.

Por otra parte, el narcotráfico no solo ha sembrado el terror en la ciudadanía, no solo extendió su dominio hacia el sur de Tamaulipas. En el pasado Festival Internacional de Tamaulipas, organizado en el mes de octubre del 2006, durante un evento en el que se convocó a los principales talentos de la cultura electrónica. Con el mismo modus operandi, un grupo de sicarios agredió a los jóvenes ahí reunidos, en un acto con fuerte connotación política, se dejaba un mensaje al gobierno municipal, estatal y federal: ellos son los que en realidad controlan al país, ellos son los que en realidad tienen el poder.

Atacar a los clientes de bares y discotecas, irrumpir violentamente en un evento cultural organizado por los gobiernos intermunicipales del sur de Tamaulipas, es una clara señal de que se ha violentado el estado de derecho, la democracia, y los derechos humanos más básicos. La ola de violencia a penas comienza a sentirse en las ciudades provincianas que alguna vez se pensó, estaban a salvo de esta gangrena que nos está pudriendo como sociedad.

Agradezco por este medio las muestras de solidaridad, la indignación y las protestas que algunos lectores y amigos han hecho después del asalto. A Toño "el poeta maldito", agradezco que haya llevado su mensaje de repudio al extranjero, a los hermanos Cubanos que mandaron e-mails, de verdad muchas gracias.

lunes, febrero 12, 2007

VIOLENTA REPRESION A LA COMUNIDAD GAY DE TAMPICO.

Ayer domingo 11 de febrero de 2007 porla noche un grupo de hombres encapuchados y armados con rifles de alto calibre arribaron a un conocido antro denominado "galerías" espacio de reunión de la comunidad gay porteña, donde se encontraba mi pareja y fue brutalmente golpeado junto con todas las personas ahi reunidas.

NO SABEMOS SI SE TRATA DE UNA REPRESALIA DEL GOBIERNO LOCAL, SI SE TRATA DE GRUPOS DE ULTRADERECHA QUE NOS ATACAN POR LA RECIENTE UNION CIVIL DE DOS HOMOSEXUALES EN EL ESTADO, O SI ES UN MENSAJE DEL NARCOTRAFICO.

PEDIMOS QUE SE INVESTIGUEN LOS HECHOS DE FORMA PUNTUAL.

EXIJO EL RESPETO A NUESTROS DERECHOS HUMANOS.

HAGO UN LLAMADO A LOS BLOGEROS A QUE ALZEN SUS VOCES A TRAVÉS DE SUS MEDIOS DE COMUNICACIÓN PARA QUE NO SE QUEDE ESTE ACTO REPUGNANTE EN EL LOCALISMO Y EN EL OLVIDO.

los mantendré informados.

viernes, febrero 09, 2007

La máquina de matar. El Che Guevara, de agitador comunista a marca capitalist

Por Álvaro Vargas Llosa.

La imagen del Che representa una notable paradoja: la rebeldía ante el mercado desde el mercado. Frente a esta estrafalaria construcción, Álvaro Vargas Llosa contrapone la historia real del guerrillero, sus métodos brutales y su defensa de la violencia como motor del cambio revolucionario.

El Che Guevara, quien hizo tanto (¿o tan poco?) por destruir al capitalismo, es en la actualidad la quintaesencia de una marca capitalista. Su semblante adorna tazas de café, sudaderas, encendedores, llaveros, billeteras, gorras de beisbol, tocados, emblemas de rockeros, truzas, camisetas deportivas, carteras finas, jeans deshilachados, té de hierbas, y por supuesto esas omnipresentes playeras con la fotografía, tomada por Alberto Korda, del galán socialista luciendo su boina durante los primeros años de la revolución, en el instante en que el Che de casualidad se introdujo en el visor del fotógrafo –y en la imagen que, treinta y ocho años después de su muerte, constituye aún el logotipo del revolucionario (¿o del capitalista?) “chic”. Sean O’Hagan sostuvo en The Observer que existe incluso un jabón en polvo con el eslogan “El Che lava más blanco”.

Los productos del Che son comercializados por grandes corporaciones y por pequeñas empresas, tales como la Burlington Coat Factory, la cual difundió un comercial televisivo presentando a un joven en pantalones elásticos luciendo una playera del Che, o la Flamingo’s Boutique en Union City, Nueva Jersey, cuyo propietario respondió a la furia de los exiliados cubanos locales con este argumento devastador: “Yo vendo lo que la gente desea comprar.” Los revolucionarios también se unieron a este frenesí de productos –desde “The Che Store”, que vende provisiones, hasta el sitio que atiende “todas sus necesidades revolucionarias” en Internet, y el escritor italiano Gianni Minà, quien le vendió a Robert Redford los derechos cinematográficos del diario del Che sobre su juvenil viaje alrededor de América del Sur en el año 1952 a cambio de poder acceder al rodaje del film Diarios de motocicleta y de que Minà pudiera producir su propio documental. Para no mencionar a Alberto Granado, quien acompañó al Che en su viaje de juventud y ahora asesora documentalistas, y que se quejaba hace poco en Madrid, según el diario El País, ante un Rioja y un magret de pato, de que el embargo estadounidense contra Cuba le dificulta el cobro de las regalías. Para llevar la ironía más lejos: el edificio en el cual nació Guevara en la ciudad de Rosario, Argentina, un espléndido inmueble de comienzos del siglo XX sito en la esquina de las calles Urquiza y Entre Ríos, se encontraba hasta hace poco ocupado por la administradora de fondos de jubilaciones y pensiones privada Máxima afjp, una hija de la privatización de la seguridad social argentina en la década de 1990.

La metamorfosis del Che Guevara en una marca capitalista no es nueva, pero la marca viene experimentando un renacimiento –un renacimiento especialmente destacable, dado que el mismo tiene lugar años después del colapso político e ideológico de todo lo que Guevara representaba. Esta suerte inesperada se debe sustancialmente a Diarios de motocicleta, la película producida por Robert Redford y dirigida por Walter Salles. (Es una de las tres películas más importantes sobre el Che ya realizadas o actualmente en rodaje en los últimos dos años; las otras dos han sido dirigidas por Josh Evans y Steven Soderbergh.) Hermosamente rodada en paisajes que claramente han eludido los efectos erosivos de la polución capitalista, el film exhibe al joven en un viaje de autodescubrimiento a medida que su conciencia social en ciernes tropieza con la explotación social y económica, lo que va preparando el terreno para la reinvención del hombre a quien Sartre llamara alguna vez el ser humano más completo de nuestra era.

Pero para ser más preciso, el actual renacimiento del Che se inició en 1997, en el trigésimo aniversario de su muerte, cuando cinco biografías abrumaron las librerías y sus restos fueron descubiertos cerca de una pista de aterrizaje en el aeropuerto de Vallegrande, en Bolivia, después de que un general boliviano retirado, en una revelación espectacularmente oportuna, indicara la ubicación exacta. El aniversario volvió a centrar la atención en la famosa fotografía de Freddy Alborta del cadáver del Che tendido sobre una mesa, escorzado, muerto y romántico, luciendo como Cristo en un cuadro de Mantegna.

Es usual que los seguidores de un culto no conozcan la verdadera historia de su héroe. (Muchos rastafaris renunciarían a Haile Selassie si tuvieran alguna idea de quien fue en realidad.) No sorprende que los seguidores contemporáneos de Guevara, sus nuevos admiradores postcomunistas, también se engañen a sí mismos al aferrarse a un mito –excepto los jóvenes argentinos que corean una expresión de rima perfecta: “Tengo una remera [una playera] del Che y no sé por qué.”

Considérese a algunos de los individuos que recientemente han blandido o invocado el retrato de Guevara como un emblema de justicia y rebelión contra el abuso de poder. En el Líbano, unos manifestantes que protestaban en contra de Siria ante la tumba del ex primer ministro Rafiq Hariri portaban la imagen del Che. Thierry Henry, un jugador de futbol francés que juega para el Arsenal, en Inglaterra, se apareció en una importante velada de gala organizada por la FIFA, el organismo del futbol mundial, vistiendo una playera roja y negra del Che. En una reciente reseña publicada en The New York Times sobre Land of the Dead de George A. Romero, Manohla Dargis destacaba que “el mayor impacto aquí puede ser el de la transformación de un zombi negro en un virtuoso líder revolucionario”, y agregó: “Creo que el Che en verdad vive, después de todo.”

El héroe del futbol Maradona ostentó el emblemático tatuaje del Che en su brazo derecho durante un viaje en el que se reunió con Hugo Chávez en Venezuela. En Stavropol, al sur de Rusia, unos manifestantes que reclamaban los pagos en efectivo de los beneficios del bienestar social tomaron la plaza central con banderas del Che. En San Francisco, City Lights Books, el legendario hogar de la literatura beat, invita a los visitantes a una sección dedicada a América Latina en la cual la mitad de los estantes se encuentra ocupada por libros del Che. José Luis Montoya, un oficial de policía mexicano que combate el crimen relacionado con las drogas en Mexicali, luce una cinta del Che alrededor de la cabeza porque ella lo hace sentirse más fuerte. En el campo de refugiados de Dheisheh, en la margen occidental del río Jordán, los carteles del Che adornan un muro que le rinde tributo a la Intifada. Una revista dominical dedicada a la vida social en Sydney enumera a los tres invitados ideales en una cena: Alvar Aalto, Richard Branson y el Che Guevara. Leung Kwok-hung, el rebelde elegido a la junta legislativa de Hong Kong, desafía a Pekín al vestir una playera del Che. En Brasil, Frei Betto, consejero del presidente Lula da Silva y encargado del programa de alto perfil “Hambre Cero”, afirma que “deberíamos prestarle menos atención a Trotsky y mucha más al Che Guevara”. Y lo más estupendo de todo: en la ceremonia de este año de los Óscares, Carlos Santana y Antonio Banderas interpretaron la canción principal de la película Diarios de motocicleta: Santana se presentó luciendo una camiseta del Che y un crucifijo. Las manifestaciones del nuevo culto del Che están por todas partes. Una vez más el mito está apasionando a individuos cuyas causas, en su mayor parte, representan exactamente lo opuesto de lo que era Guevara.

Ningún hombre carece de algunas cualidades atenuantes. En el caso del Che Guevara, esas cualidades pueden ayudarnos a medir el abismo que separa la realidad del mito. Su honestidad (quiero decir: honestidad parcial) significa que dejó testimonio escrito de sus crueldades, incluido lo muy malo, aunque no lo peor. Su coraje –que Castro describió como “su manera, en los momentos difíciles y peligrosos, de hacer las cosas más difíciles y peligrosas”– significa que no vivió para asumir la plena responsabilidad por el infierno de Cuba. El mito puede decir tanto acerca de una época como la verdad. Y es así como, gracias a los propios testimonios que el Che brinda de sus pensamientos y de sus actos, y gracias también a su prematura desaparición, podemos saber exactamente cuán engañados están muchos de nuestros contemporáneos respecto de muchas cosas.

Guevara puede haberse enamorado de su propia muerte, pero estaba mucho más enamorado de la muerte ajena. En abril de 1967, hablando por experiencia, resumió su idea homicida de la justicia en su “Mensaje a la Tricontinental”: “El odio como factor de lucha; el odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones del ser humano y lo convierte en una efectiva, violenta, selectiva y fría máquina de matar.” Sus primeros escritos se encuentran también sazonados con esta violencia retórica e ideológica. A pesar de que su ex novia Chichina Ferreyra duda de que la versión original de los diarios de su viaje en motocicleta contenga la observación de “siento que mis orificios nasales se dilatan al saborear el amargo olor de la pólvora y de la sangre del enemigo”, Guevara compartió con Granado en esa temprana edad esta exclamación: “¿Revolución sin disparar un tiro? Estás loco.” En otras ocasiones, el joven bohemio parecía incapaz de distinguir entre la frivolidad de la muerte como un espectáculo y la tragedia de las víctimas de una revolución. En una carta a su madre en 1954, escrita en Guatemala, donde fue testigo del derrocamiento del gobierno revolucionario de Jacobo Arbenz, escribió: “Aquí estuvo muy divertido con tiros, bombardeos, discursos y otros matices que cortaron la monotonía en que vivía.”

La disposición de Guevara cuando viajaba con Castro desde México a Cuba a bordo del Granma es capturada en una frase de una carta a su esposa que redactó el 28 de enero de 1957, no mucho después de desembarcar, publicada en su libro Ernesto: Una biografía del Che Guevara en Sierra Maestra: “Estoy en la manigua cubana, vivo y sediento de sangre.” Esta mentalidad había sido reforzada por su convicción de que Arbenz había perdido el poder debido a que había fallado en ejecutar a sus potenciales enemigos. En una carta anterior a su ex novia Tita Infante, había observado que “Si se hubieran producido esos fusilamientos, el gobierno hubiera conservado la posibilidad de devolver los golpes”. No sorprende que durante la lucha armada contra Batista, y luego tras el ingreso triunfal en La Habana, Guevara asesinara o supervisara las ejecuciones en juicios sumarios de muchísimas personas –enemigos probados, meros sospechados y aquellos que se encontraban en el lugar equivocado en el momento equivocado.

En enero de 1957, tal como lo indica su diario desde la Sierra Maestra, Guevara le disparó a Eutimio Guerra porque sospechaba que aquel se encontraba pasando información: “Acabé con el problema dándole un tiro con una pistola del calibre 32 en la sien derecha, con orificio de salida en el temporal derecho... sus pertenencias pasaron a mi poder.” Más tarde mató a tiros a Aristidio, un campesino que expresó el deseo de irse cuando los rebeldes siguieran su camino. Mientras se preguntaba si esta victima en particular “era en verdad lo suficientemente culpable como para merecer la muerte”, no vaciló en ordenar la muerte de Echevarría, el hermano de uno de sus camaradas, en razón de crímenes no especificados: “Tenía que pagar el precio.” En otros momentos simularía ejecuciones sin llevarlas a cabo, como un método de tortura psicológica.

Luis Guardia y Pedro Corzo, dos investigadores que se encuentran trabajando en Florida en un documental sobre Guevara, han obtenido el testimonio de Jaime Costa Vázquez, un ex comandante del ejército revolucionario conocido como “el Catalán”, quien sostiene que muchas de las ejecuciones atribuidas a Ramiro Valdés (futuro ministro del interior de Cuba) fueron responsabilidad directa de Guevara, debido a que Valdés se encontraba bajo sus órdenes en las montañas. “Ante la duda, mátalo” fueron las instrucciones del Che. En vísperas de la victoria, según Costa, el Che ordenó la ejecución de un par de docenas de personas en Santa Clara, en Cuba central, hacia donde había marchado su columna como parte de un asalto final contra la isla. Algunos de ellos fueron muertos en un hotel, como ha escrito Marcelo Fernándes-Zayas, otro ex revolucionario que después se convertiría en periodista (agregando que entre los ejecutados había campesinos conocidos como casquitos que se habían unido al ejército simplemente para escapar del desempleo).

Pero la “fría máquina de matar” no dio muestra de todo su rigor hasta que, inmediatamente después del colapso del régimen de Batista, Castro lo pusiera a cargo de la prisión de La Cabaña. (Castro tenía un buen ojo clínico para escoger a la persona perfecta para proteger a la revolución contra la infección.) San Carlos de La Cabaña es una fortaleza de piedra que fue utilizada para defender La Habana contra los piratas ingleses en el siglo XVIII; más tarde se convirtió en un cuartel militar. De una manera que evoca al escalofriante Lavrenti Beria, Guevara presidió durante la primera mitad de 1959 uno de los periodos más oscuros de la revolución. José Vilasuso, abogado y profesor en la Universidad Interamericana de Bayamón en Puerto Rico, quien pertenecía al grupo encargado del proceso judicial sumario en La Cabaña, me dijo recientemente que El Che dirigió la Comisión Depuradora. El proceso se regía por la ley de la sierra: tribunal militar de hecho y no jurídico, y el Che nos recomendaba guiarnos por la convicción. Esto es: “Sabemos que todos son unos asesinos, luego proceder radicalmente es lo revolucionario.” Miguel Duque Estrada era mi jefe inmediato. Mi función era de instructor. Es decir legalizar profesionalmente la causa y pasarla al ministerio fiscal, sin juicio propio alguno. Se fusilaba de lunes a viernes. Las ejecuciones se llevaban a cabo de madrugada, poco después de dictar sentencia y declarar sin lugar [de oficio] la apelación. La noche más siniestra que recuerdo se ejecutaron siete hombres.

Javier Arzuaga, el capellán vasco que les brindaba consuelo a aquellos condenados a morir y que presenció personalmente docenas de ejecuciones, habló conmigo recientemente desde su casa en Puerto Rico. Ex sacerdote católico de setenta y cinco años de edad, quien se describe como “más cercano a Leonardo Boff y a la Teología de la Liberación que al ex cardenal Cardinal Ratzinger”, Arzuaga recuerda que La cárcel de La Cabaña se mantuvo llena a rebosar. Sobre 800 hombres hacinados en un espacio pensado para no más de 300: militares batistianos o miembros de algunos de los cuerpos de la policía, algunos “chivatos”, periodistas, empresarios o comerciantes. El juez no tenía por qué ser hombre de leyes; sí, en cambio, pertenecer al ejército rebelde, al igual que los compañeros que ocupaban con él la mesa del tribunal. Casi todas las vistas de apelación estuvieron presididas por el Che Guevara. No recuerdo ningún caso cuya sentencia fuera revocada en esas vistas. Todos los días yo visitaba la “galera de la muerte”, donde permanecían los prisioneros desde que eran sentenciados a muerte. Corrió la voz de que yo hipnotizaba a los condenados antes de salir para el paredón y que por eso se daban tan fáciles las cosas, sin escenas desagradables, y el Che Guevara dio orden de que nadie fuera conducido al paredón sin que yo estuviera presente. Yo asistí a 55 fusilamientos hasta el mes de mayo, cuando me fui. Eso no quiere decir que no se siguiera fusilando. Herman Marks era un americano, se decía que era prófugo de la justicia. Lo llamábamos “el carnicero” porque gozaba gritando “pelotón, atención, preparen, apunten, fuego”. Conversé varias veces con el Che con el fin de interceder por determinadas personas. Recuerdo muy bien el caso de Ariel Lima que era menor de edad, pero fue inflexible. Lo mismo puedo decir de Fidel Castro, a quien acudí también en dos ocasiones con igual propósito. Sufrí un trauma. A finales de mayo me sentía mal y se me recomendó abandonar la parroquia de Casa Blanca, dentro de cuyos límites se encontraba La Cabaña y que yo había atendido en los últimos tres años. Me fui a México para un tratamiento. Cuando nos despedíamos, el Che Guevara me dijo que nos habíamos llevado bien, tratando los dos de sacar el otro de su campo para atraerlo al de uno. “Hemos fracasado los dos. Cuando nos quitemos las caretas que hemos llevado puestas, seremos enemigos frente a frente.”

¿Cuánta gente fue asesinada en La Cabaña? Pedro Corzo ofrece una cifra de unos doscientos, similar a la proporcionada por Armando Lago, un profesor de economía retirado que ha compilado una lista de 179 nombres como parte de un estudio de ocho años sobre las ejecuciones en Cuba. Vilasuso me dijo que cuatrocientas personas fueron ejecutadas entre el mes de enero y fines de junio de 1959 (fecha en la que el Che dejó de estar a cargo de La Cabaña). Los cables secretos enviados por la Embajada de Estados Unidos en La Habana al Departamento de Estado en Washington hablan de “más de quinientos”. Según Jorge Castañeda, uno de los biógrafos de Guevara, un católico vasco simpatizante de la revolución, el fallecido padre Iñaki de Aspiazú, hablaba de setecientas víctimas. Félix Rodríguez, un agente de la cia quien fue parte del equipo a cargo de la captura de Guevara en Bolivia, me dijo que él encaró al Che después de su captura respecto de “las dos mil y pico” ejecuciones por las que fue responsable durante su vida. “Dijo que todos eran agentes de la cia y no se refirió a la cifra”, recuerda Rodríguez. Las cifras más altas pueden incluir ejecuciones que tuvieron lugar en los meses posteriores a la fecha en que el Che dejó de estar a cargo de la prisión.

Lo cual nos trae de regreso a Carlos Santana y a su elegante indumentaria del Che. En una carta abierta publicada en El Nuevo Herald el 31 de marzo de este año, el gran músico de jazz Paquito D’Rivera reprochó a Santana su vestuario en la ceremonia de los premios Óscar, y agregó: “Uno de esos cubanos fue mi primo Bebo, preso allí precisamente por ser cristiano. Él me cuenta siempre con amargura cómo escuchaba desde su celda en la madrugada los fusilamientos sin juicio de muchos que morían gritando “¡Viva Cristo Rey!”

El ansia de poder del Che tenía otras maneras de expresarse además del asesinato. La contradicción entre su pasión por viajar –una especie de protesta contra las limitaciones del Estado-nación– y su impulso por convertirse en miembro de un Estado esclavizante en relación con otras personas es patética. Al escribir acerca de Pedro Valdivia, el conquistador de Chile, Guevara reflexionaba: “Pertenecía a esa clase especial de hombres a los que la especie produce de vez en cuando, en quienes un anhelo por el poder ilimitado es tan extremo que cualquier sufrimiento para lograrlo parece natural.” Podría haber estado describiéndose a sí mismo. En cada etapa de su vida adulta, su megalomanía se manifestaba en el impulso depredador por apoderarse de las vidas y de la propiedad de otras personas, y de abolir su libre voluntad.

En 1958, después de tomar la ciudad de Sancti Spíritus, Guevara intento sin éxito imponer una especie de sharia, regulando las relaciones entre los hombres y las mujeres, el uso del alcohol, y el juego informal –un puritanismo que no caracterizaba precisamente su propia forma de vida. Les ordenó también a sus hombres que asaltaran bancos, una decisión que justificó en una carta a Enrique Oltuski, un subordinado, en noviembre de ese año: “Las masas que luchan están de acuerdo con asaltar a los bancos porque ninguno de ellos tiene un centavo en los mismos.” Esta idea de la revolución como una licencia para reasignar la propiedad según le conviniera condujo al puritano marxista a apoderarse de la mansión de un emigrante tras el triunfo de la revolución.

El impulso de desposeer a los demás de su propiedad y de reclamar la propiedad del territorio de otros fue central en la política opresiva de Guevara. En sus memorias, el líder egipcio Gamal Abdel Nasser cuenta que Guevara le preguntó cuántas personas habían abandonado su país debido a la reforma agraria. Cuando Nasser replicó que ninguna, el Che contestó enojado que la manera de medir la profundidad del cambio es a través del número de individuos “que sienten que no hay lugar para ellos en la nueva sociedad”. Este instinto depredador alcanzó una apoteosis en 1965, cuando empezó a hablar, como Dios, acerca del “hombre nuevo” que él y su revolución crearían.

La obsesión del Che con el control colectivista lo llevó a colaborar en la formación del aparato de seguridad que fue establecido para subyugar a seis millones y medio de cubanos. A comienzos de 1959, una serie de reuniones secretas tuvo lugar en Tarará, cerca de La Habana, en la mansión a la cual el Che temporalmente se retiró para recuperarse de una enfermedad. Allí fue donde los líderes principales, incluido Castro, diseñaron al Estado policíaco cubano. Ramiro Valdés, subordinado del Che durante la guerra de guerrillas, fue puesto al mando del G-2, un cuerpo inspirado en la Cheka. Ángel Ciutah, un veterano de la Guerra Civil Española enviado por los soviéticos, que había estado muy cerca de Ramón Mercader, el asesino de Trotsky, y que más tarde entablaría amistad con el Che, desempeñó un papel fundamental en la organización del sistema, junto con Luis Alberto Lavandeira, quien había servido al jefe en La Cabaña. El propio Guevara se hizo cargo del G-6, el grupo al que se le encomendó el adoctrinamiento ideológico de las fuerzas armadas. La invasión respaldada por Estados Unidos de Bahía de Cochinos en abril de 1961 se convirtió en la ocasión perfecta para consolidar el nuevo Estado policíaco, con el acorralamiento de decenas de miles de cubanos y una nueva serie de ejecuciones. Como el mismo Guevara le expresó al embajador soviético Serguéi Kudriavtsev, los contrarrevolucionarios nunca “volverían a levantar su cabeza”.

“Contrarrevolucionario” es el término que se le aplicaba a cualquiera que se apartara del dogma. Era el equivalente comunista de “hereje”. Los campos de concentración eran una forma en la cual el poder dogmático era empleado para suprimir la discrepancia. La historia le atribuye al general español Valeriano Weyler, el capitán general de Cuba a finales del siglo XIX, haber empleado por vez primera la palabra “concentración” para describir la política de cercar a las masas de potenciales opositores –en su caso a los simpatizantes del movimiento independentista cubano– con alambre de púas y empalizadas. Qué irónico (y apropiado) que los revolucionarios de Cuba más de medio siglo después continuaran con esta tradición local. Al principio, la revolución movilizó a voluntarios para construir escuelas y para trabajar en los puertos, plantaciones y fábricas –todas ellas exquisitas oportunidades fotográficas para el Che estibador, el Che cortador de caña, el Che fabricante de telas. No pasó mucho tiempo antes de que el trabajo voluntario se volviera un poco menos voluntario: el primer campamento de trabajos forzados, Guanahacabibes, fue establecido en Cuba occidental hacia el final de 1960. Así es como el Che explicaba la función desempeñada por este método de confinamiento: “A Guanahacabibes se manda a la gente que no debe ir a la cárcel, la gente que ha cometido faltas a la moral revolucionaria de mayor o menor grado... es trabajo duro, no trabajo bestial.”

Este campamento fue el precursor del confinamiento sistemático, a partir de 1965 en la provincia de Camagüey, de disidentes, homosexuales, víctimas del sida, católicos, testigos de Jehová, sacerdotes afrocubanos, y otras “escorias” por el estilo, bajo la bandera de las Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP). Hacinados en autobuses y camiones, los “desadaptados” serían transportados a punta de pistola a los campos de concentración organizados sobre la base del modelo de Guanahacabibes. Algunos nunca regresarían; otros serían violados, golpeados o mutilados; y la mayoría quedarían traumatizados de por vida, como el sobrecogedor documental de Néstor Almendros Conducta impropia se lo mostrara al mundo un par de décadas antes de ahora.

De esta manera, la revista Time parece haber errado en agosto de 1960 cuando describió la división del trabajo de la revolución con una nota de tapa presentando al Che Guevara como el “cerebro”, a Fidel Castro como el “corazón” y a Raúl Castro como el “puño”. Pero la percepción revelaba el papel crucial de Guevara en hacer de Cuba un bastión del totalitarismo. El Che era de alguna manera un candidato improbable para la pureza ideológica, dado su espíritu bohemio, pero durante los años de entrenamiento en México y en el periodo resultante de la lucha armada en Cuba emergió como el ideólogo comunista locamente enamorado de la Unión Soviética, en gran medida para molestia de Castro y de otros que eran esencialmente oportunistas dispuestos a utilizar cualquier medio necesario para ganar poder. Cuando los aspirantes a revolucionarios fueron arrestados en México en 1956, Guevara fue el único que admitió que era un comunista y que estaba estudiando ruso. (Habló abiertamente de su relación con Nikolái Leonov de la Embajada Soviética.) Durante la lucha armada en Cuba, forjó una férrea alianza con el Partido Socialista Popular (el partido comunista de la isla) y con Carlos Rafael Rodríguez, un jugador importante en la conversión del régimen de Castro al comunismo.

Esta fanática disposición convirtió al Che en una parte esencial de la “sovietización” de la revolución que se había jactado reiteradamente de su carácter independiente. Muy poco después de que los barbudos llegaran al poder, Guevara participó de negociaciones con Anastas Mikoyan, el viceprimer ministro soviético, quien visitó Cuba. Le fue confiada la misión de promover las negociaciones sovieticocubanas durante una visita a Moscú a finales de 1960. (La misma fue parte de un largo viaje en el cual la Corea del Norte de Kim Il Sung fue el país que “más” lo impresionó.) El segundo viaje a Rusia de Guevara, en agosto de 1962, fue aún más significativo, en razón de que él mismo selló el acuerdo para convertir a Cuba en una cabeza de playa nuclear soviética. Se reunió con Jrúshchiov en Yalta para finalizar los detalles sobre una operación que ya se había iniciado, y que involucraba la introducción en la isla de cuarenta y dos misiles soviéticos, la mitad de los cuales estaban armados con ojivas nucleares, así como también lanzadores y unos cuarenta y dos mil soldados. Tras presionar a sus aliados soviéticos sobre el peligro de que Estados Unidos pudiera descubrir lo que estaba aconteciendo, Guevara obtuvo garantías de que la marina soviética intervendría –en otras palabras, de que Moscú estaba preparada para ir a la guerra.

Según la biografía de Guevara de Philippe Gavi, el revolucionario había alardeado que “su país se encuentra deseoso de arriesgarlo todo en una guerra atómica de inimaginable capacidad destructiva para defender un principio”. Apenas después de finalizada la crisis de los misiles cubanos –cuando Jrúshchiov renegó de la promesa hecha en Yalta y negoció un acuerdo con Estados Unidos a espaldas de Castro, que incluía retirar los misiles estadounidenses de Turquía– Guevara dijo a un periódico comunista británico: “Si los cohetes hubieran permanecido, los habríamos utilizado todos y dirigido contra el mismo corazón de Estados Unidos, incluida Nueva York, en nuestra defensa contra la agresión.” Y un par de años más tarde, en las Naciones Unidas, fue leal a las formas: “Como marxistas hemos sostenido que la coexistencia pacífica entre las naciones no incluye la coexistencia entre los explotadores y el explotado.”

Guevara se distanció de la Unión Soviética en los últimos años de su vida. Lo hizo por las razones equivocadas, culpando a Moscú por ser demasiado blando ideológica y diplomáticamente, y hacer demasiadas concesiones –a diferencia de la China maoísta, a la cual llegó a ver como un refugio de la ortodoxia. En octubre de 1964, un memo escrito por Oleg Darusénkov, un funcionario soviético cercano a él, cita a Guevara diciendo: “Les pedimos armas a los checoslovacos; y nos rechazaron. Luego se las pedimos a los chinos; dijeron que sí en pocos días, y ni siquiera nos cobraron, declarando que uno no le vende armas a un amigo.” En realidad, Guevara se resintió por el hecho de que Moscú le estaba solicitando a otros miembros del bloque comunista, incluida Cuba, algo a cambio de su colosal ayuda y de su apoyo político. Su ataque final contra Moscú llegó en Argelia, en febrero de 1965, en una conferencia internacional en la que acusó a los soviéticos de adoptar la “ley del valor”, es decir, el capitalismo. Su ruptura con los soviéticos, en síntesis, no fue un grito en favor de la independencia. Fue un alarido al estilo de Enver Hoxha en aras de la total subordinación de la realidad a la ciega ortodoxia ideológica.

El gran revolucionario tuvo una oportunidad de poner en práctica su visión económica –su idea de la justicia social– como director del Banco Nacional de Cuba y del Departamento de Industria del Instituto Nacional de la Reforma Agraria a fines de 1959, y, desde principios de 1961, como ministro de Industria. El periodo en el cual Guevara estuvo a cargo de la mayor parte de la economía cubana atestiguó el cuasi colapso de la producción de azúcar, el fracaso de la industrialización, y la introducción del racionamiento –todo esto en el que había sido uno de los cuatros países económicamente más exitosos de América Latina desde antes de la dictadura de Batista.

Su tarea como director del Banco Nacional, durante la cual imprimió billetes que llevaban la firma “Che”, ha sido sintetizada por su asistente, Ernesto Betancourt: “Encontré en el Che una ignorancia absoluta de los principios más elementales de la economía.” Los poderes de percepción de Guevara respecto de la economía mundial fueron muy bien expresados en 1961, durante una conferencia hemisférica celebrada en Uruguay, donde predijo una tasa de crecimiento para Cuba del diez por ciento “sin el menor temor”, y, para 1980, un ingreso percapita mayor que el de “los EE.UU. en la actualidad”. En verdad, hacia 1997, en el trigésimo aniversario de su muerte, cada cubano se encontraba bajo una dieta consistente en una ración de cinco libras de arroz y una libra de frijoles por mes; cuatro onzas de carne dos veces al año; cuatro onzas de pasta de soya por semana, y cuatro huevos por mes.

La reforma agraria le quitó tierra al rico, pero se la dio a los burócratas, no a los campesinos. (El decreto fue redactado en la casa del Che.) En nombre de la diversificación, el área cultivada fue reducida y la mano de obra disponible distraída hacia otras actividades. El resultado fue que, entre 1961 y 1963, la cosecha se redujo a la mitad: apenas unos 3.8 millones de toneladas métricas. ¿Se justificaba este sacrificio por el fomento de la industrialización cubana? Desdichadamente, Cuba carecía de materias primas para la industria pesada, y, como una consecuencia de la redistribución revolucionaria, no contaba con una moneda sólida con la cual adquirirlas –o incluso adquirir los productos básicos. Para 1961, Guevara estaba teniendo que dar explicaciones embarazosas a los trabajadores en la oficina: “Nuestros camaradas técnicos en las compañías han producido una pasta dental... tan buena como la anterior; limpia exactamente lo mismo, a pesar de que después de un tiempo se vuelve una piedra.” Para 1963, todas las esperanzas de industrializar Cuba fueron abandonadas, y la revolución aceptó su papel de proveedora colonial de azúcar al bloque soviético a cambio de petróleo para cubrir sus necesidades y para revenderlo a otros países. Durante las tres décadas siguientes, Cuba sobreviviría con base en un subsidio soviético de más o menos entre 65,000 millones y cien mil millones de dólares.

Habiendo fracasado como héroe de la justicia social, ¿merece Guevara un lugar en los libros de historia como un genio de la guerra de guerrillas? Su mayor logro militar en la lucha contra Batista –la toma de la ciudad de Santa Clara después de emboscar un tren con pesados refuerzos– está seriamente cuestionado. Numerosos testimonios indican que el conductor del tren se rindió de antemano, acaso tras aceptar sobornos. (Gutiérrez Menoyo, quien dirigía un grupo guerrillero diferente en esa área, está entre aquellos que han criticado la historia oficial de Cuba sobre la victoria de Guevara.) Inmediatamente después del triunfo de la revolución, Guevara organizó ejércitos guerrilleros en Nicaragua, la República Dominicana, Panamá, y Haití –todos los cuales fueron aplastados. En 1964, envió al revolucionario argentino Jorge Ricardo Masetti a su muerte al persuadirlo de que montara un ataque contra su país natal desde Bolivia, justo después de que la democracia representativa había sido restablecida en la Argentina.

Particularmente desastrosa fue la expedición al Congo en 1965. Guevara se alió con dos rebeldes –Pierre Mulele en el oeste y Laurent Kabila en el este– contra el desagradable gobierno congoleño, el cual era sostenido por Estados Unidos, por mercenarios sudafricanos y exiliados cubanos. Mulele había tomado posesión de Stanleyville antes de ser repelido. Durante su reinado de terror, tal como lo ha escrito V.S. Naipaul, asesinó a todos aquellos que podían leer y a todos los que vestían una corbata. Respecto del otro aliado de Guevara, Laurent Kabila, se trataba meramente de un perezoso y un corrupto por aquel entonces; pero el mundo descubriría en los años noventa que también él era una máquina de matar. En cualquier caso, Guevara se pasó gran parte de 1965 ayudando a los rebeldes en el este antes de abandonar el país de manera ignominiosa. Poco tiempo después, Mobutu llegó al poder e instaló una tiranía de décadas. (En los países latinoamericanos, de la Argentina al Perú, las revoluciones inspiradas en el Che tuvieron el mismo resultado práctico de reforzar el militarismo brutal durante muchos años.)

En Bolivia, el Che fue nuevamente derrotado, y por última vez. Malinterpretó la situación local. Una reforma agraria había tenido lugar unos años antes; el gobierno había respetado muchas de las instituciones de las comunidades campesinas; y el ejército era cercano a Estados Unidos a pesar de su nacionalismo. “Las masas campesinas no nos ayudan en absoluto” fue la melancólica conclusión de Guevara en su diario boliviano. Aún peor: Mario Monje, el líder comunista local, quien no tenía estómago para una guerra de guerrillas tras haber sido humillado en los comicios, condujo a Guevara hacia una ubicación vulnerable en el sudeste del país. Las circunstancias de la captura del Che en la quebrada del Yuro, poco después de reunirse con el intelectual francés Régis Debray y el pintor argentino Ciro Bustos, ambos arrestados cuando abandonaban el campamento, fueron, como gran parte de la expedición boliviana, cosa de aficionados.

Guevara fue ciertamente audaz y corajudo, y rápido para organizar la vida con base en principios militares en los territorios bajo su control, pero no era un General Giap. Su libro La guerra de guerrillas enseña que las fuerzas populares pueden vencer a un ejército, que no es necesario aguardar a que se den las condiciones necesarias ya que un foco insurreccional puede provocarlas, y que el combate debe tener lugar principalmente en el campo. (En su receta para la guerra de guerrillas, reserva también para las mujeres el papel de cocineras y enfermeras.) Sin embargo, el ejército de Batista no era un ejército sino un corrupto manojo de matones carente de motivación y sin mucha organización; los focos guerrilleros, con la excepción de Nicaragua, terminaron todos en cenizas para los foquistas, y América Latina se ha vuelto urbana en un setenta por ciento en estas últimas cuatro décadas. Al respecto, también, el Che Guevara fue un cruel alucinado.

En las últimas décadas del siglo XIX, la Argentina tenía la segunda tasa de crecimiento más grande del mundo. Hacia la década de 1890, el ingreso real de los trabajadores argentinos era superior al de los trabajadores suizos, alemanes y franceses. Para 1928, ese país ocupaba el 12o lugar en el mundo en cuanto a su pbi per capita. Ese logro, que las siguientes generaciones arruinarían, se debió en gran medida a Juan Bautista Alberdi.

Al igual que Guevara, a Alberdi le gustaba viajar: caminó a través de las pampas y de los desiertos de norte a sur a los catorce años de edad, rumbo a Buenos Aires. Como Guevara, Alberdi se oponía a un tirano, Juan Manuel Rosas. Igual que Guevara, Alberdi tuvo la oportunidad de influir sobre un líder revolucionario en el poder –Justo José de Urquiza, quien derrocó a Rosas en 1852. Como Guevara, Alberdi representó al nuevo gobierno en giras mundiales, y murió en el exterior. Pero a diferencia del viejo y nuevo predilecto de la izquierda, Alberdi nunca mató una mosca. Su libro, Bases y puntos de partida para la organización de la República Argentina, fue la base de la Constitución de 1853 que limitó el Estado, abrió el comercio, alentó la inmigración y aseguró los derechos de propiedad, inaugurando de ese modo un periodo de setenta años de asombrosa prosperidad. No se entremetió en los asuntos de otras naciones, y se opuso a la guerra de su país contra el Paraguay. Su semblante no adorna el abdomen de Mike Tyson. ~

© The New Republic

Traducción de Gabriel Gasave

Desenredo.

"Las personas incapaces no son las personas que son incapaces, son las personas que se precipitan sobre eso de lo que no son capaces y dejan escapar eso de los que son capaces.
Spinoza pregunta qué es lo que puede un cuerpo, el tuyo, el mío. Y lo que puede un cuerpo es esa especie de experimentación de la capacidad. Al mismo tiempo es necesario construir una capacidad y no tener un saber previo. Nadie sabe de qué es capáz (...) Aprendo en el último momento, a veces demasiado tarde, de qué era capaz, e inversamente, muchas personas mueren y no supieron nunca de qué eran capaces. Son las sorpresas."

Gilles Deleuze.

lunes, febrero 05, 2007

"Ella tiene miedo. Lo mira y no lo llama. Quiere huir y camina hacia el río. Él oye el ruido de sus pies entre las hojas y va a buscarla. La encuentra detrás del álama. Le toca el pecho que le tiembla y las mejillas que le queman. Se abrazan. Se dejan caer en la tierra y ruedan, rompiéndose sus ropas, haciéndose daño. Se clavan la piel con sus uñas, se muerden el cuello, la cara, las orejas. Él la monta y la hunde en la tierra. Ahí están. Como bestias. Se ayuntan. No hablan. No se miran. Se aprietan nada más y jadean. Ya acaban. Ya descansan. Ahora son sólo hojas, sudor y tierra."
Victor Hugo Rascón. Guión teatral Voces en el umbral.

sábado, febrero 03, 2007

El día de La Candelaria.

El día de la candelaria que se celebra el 2 de febrero, marca la terminación de las fiestas navideñas, con una celebración en la que los afortunados dueños del niño dios escondido en la rosca de Reyes, ofrecen una variedad de tamales con su respectivo atole de masa.

La Candelaria (virgen de las candelas o de las velas) es la propuesta autóctona a la fiesta de Reyes traída por los españoles, que en México se celebra con una rosca fabricada con harina de trigo y adornada con frutas secas. El calendario gregoriano marca esta fecha como un día de purificación de la Virgen María, sin embargo, como muchas otras festividades de origen español, el éxito de su introducción en nuestro país radica en el sincretismo entre elpensamiento occidental y el mesoamericano. En este mismo sentido, esta fecha en el calendario prehispánico se asocia a los ritos de preparación del campo para la siembra, apelando a las bondades de los dioses del agua y viento: Chalchitlicue y Quetzalcóatl acompañado este último de sus auxiliares los Tlaloques.

Esta celebración también tiene que ver con la continuación de la fiesta de la Navidad y en ella, la figura del niño Dios que adornó el nacimiento se viste de un santo de la devoción de la familia, para llevarlo a la iglesia a ser bendecido. Aunque la evolución de la tradición incluye ahora vestir al niño con otros atuendos, como por ejemplo con el uniforme de los médicos.

Mi pareja vino de visita en su día de descanso al pueblo donde estoy viviendo temporalmente. Consigo trajo su niño Dios moreno sin ropas para que el día de ayer por la mañana lo vistiéramos y en la tarde lo llevásemos a bautizar en la catedral.

Quienes me conocen, saben que no profeso religión alguna y que todas estas expresiones religiosas representan para mi meramente prácticas que nutren el arraigado folklor mexicano. Verme involucrado en esta tradición fué inesperado, ya que jamás me imaginé participar activamente en la presentación del niño Dios en la iglesia. El que mi pareja me tomara en cuenta en una tradición importante en su vida y con fuerte connotación religiosa me hizo sentir parte de su vida y de las cosas a las que les atribuye significado. Creo que cuando compartimos nuestra vida y nuestro afecto, hacemos a un lado nuestras ideas políticas, religiosas, nuestros hábitos, salimos de nuestro egoísmo y nos abrimos hacia el otro, sensibilizándonos para entender a otra persona distinta a nuestra idiosincracia, ¡y vaya que mi novio y yo somos diferentes entre si!.

Por la tarde fuí a misa sin compañía ya que Tomás se había regresado al puerto de Tampico a trabajar. Una catedral forrada de piedras albergaba cientos de feligreses que se acercaban al altar principal llevando en sus manos velas de todos las formas y tamaños imaginables. Otros, como yo, cargando en canastas a forma de cunas o en sillas de madera, a sus niños Dios vestidos con el traje de su devoción. Nosotro lo vestimos de doctor para pedir por nuestra salud, para cuando se nos ofrezca un favor de allá arriba, que esperamos tarde un tiempecito. En el atrio de la iglesia y bajo una intensa llovizna esperé a que la misa concluyera, obvia mencionar que me sentí ajeno a las oraciones y a los ritos de la iglesia por lo que guardé prudente silencio y cuando vi a un hombre vestido de sotana blanca, me acerqué a ese personaje para recibir un ligero latigazo de agua, que bañara a la escultura que tenía en manos y alejarme con el agua metida hasta los huesos, pensando en que mi amado estaría feliz de recibir a su morenito niño (con obvia referencia al rito del panteon cubano), bendecido.

¡Lo que hay que hacer por amor caray!

nota: a la hora de redactar estas líneas recibí la llamada de mi pareja, acaba de salir hacia el D. F. ya que su señor padre se encuentra gravemente enfermo. oremos.

viernes, febrero 02, 2007

En Saltillo, la primera unión gay en México.


Por Arturo Rodríguez García
Saltillo, Coah., 31 de enero (apro).- La primera unión gay en México, tuvo lugar hoy mediante la aplicación del llamado “pacto civil de solidaridad”, con la formalización del contrato entre dos mujeres, ante un oficial del Registro Civil.

Con las solemnidades de una boda, Karina Almaguer y Karla López, originarias de Matamoros Tamaulipas, aprovecharon que el pacto tiene validez jurídica para todo el país, por lo que se trasladaron a esta ciudad, donde a principios de este mes, se aprobó una iniciativa que permite las uniones entre personas de un mismo sexo.

El primer pacto civil se asentó a las 13:00 horas de hoy, en una ceremonia realizada en el hotel Hampton de esta ciudad. El acto se mantuvo en discreción y sólo hasta el atardecer empezó a circular la información del caso.

El “pacto civil de solidaridad” es una figura que se incorporó al Código Civil de la entidad, mediante el que dos personas, de diferente o un mismo sexo, pueden contraer una serie de derechos y obligaciones en materia, familiar, testamentaria y de seguridad social.

La iniciativa de reforma fue presentada por la diputada local priísta, Julieta López Fuentes y, posteriormente, respaldada por el gobernador Humberto Moreira, por lo que la bancada del PRI mayoriteó, pese a las protestas y recursos de inconformidad promovidos por el PAN, PRD y el Partido Unidad Democrática de Coahuila.

La ceremonia fue semejante a la de un matrimonio civil, pero las solemnidades variaron.
Antes de firmar el contrato, Karla y Karina, escucharon a la oficial 3 del Registro Civil, Alicia Rivera Berrueto, quien dio lectura a un documento. Explicó las implicaciones del contrato e hizo hincapié en que no se contemplaba adopción, tutela ni patria potestad. El documento leído contemplaba la nota aclaratoria, pero cobró particular importancia pues una de las contrayentes es madre de una niña.

El pacto fue firmado por las contrayentes. Fueron testigos los diputados priístas Julieta López Fuentes y Demetrio Zúñiga, quienes presentaron la iniciativa en noviembre pasado, así como el director jurídico del gobierno estatal, Armando Luna y su colaboradora, Tanya Castillón.

Luego del pacto, entrevistado por Apro, Zúñiga aseguró que su participación como testigo se dio a raíz de que las contrayentes quisieron reconocer a quienes hicieron posible la reforma legislativa.

“Este es un precedente importante porque aquí, los mexicanos de todos los rincones del país, pueden buscar consolidar con certidumbre y seguridad jurídica su patrimonio. Para ellas (Karla y Karina), este es un instrumento jurídico que les permite ayuda mutua y obtener seguridad social, entre otros beneficios. Asistí a un evento histórico, muy interesante en el que por primera vez el Registro Civil en México reconoce la unión de dos personas de un mismo sexo”, dijo el legislador.

Fuente: www.proceso.com.mx