La raíz de todos lo males es el amor al dinero.
Al menos así reza un versículo del libro de libros (así lo llaman, yo que sé), y si por dinero entendemos que es un símbolo de poder, entonces la cosa pinta peor.
Estoy asqueado de ver como la persona que viene de lo mas bajo, que siempre ha estado pisoteada, reprimida, ignorada, de pronto, cuando tienen poder, se vuelve la mas iracunda y grotesca personalidad del mundo contemporaneo.
Me refiero a la sarta de ignorantes de la administración pública para la que trabajo. Cada día me convenzo mas de su mediocridad, y eso no me afectaría en lo mas mínimo, acostumbrado a atender a todo tipo de persona con mi profesión, pero ya cuando quieren pasar encima de mí o de los derechos de la gente que amo, no tolero la injusticia.
Trabajar para la burocracia ha sido un viaje a las entrañas del sistema dominante, entender su lenguaje, sus actitudes, sus audacias, sus puntos flacos, su avaricia, su dominación, ha sido una tarea que se antoja enorme por los alcances y las consecuencias que se derivan de todo ello. Pero hoy, estoy cansado, tengo una náusea que ni con alka seltzer se cura porque es espiritual. Mas entiendo que de esta experiencia he aprendido lo que no es para mí, he entendido al sistema y sus fallas.
A veces, ser idealista y jóven se torna una broma amarga, cuando el cinismo, la corrupción, el delito, son los paisajes naturales por doquier que miras.
Hoy quiero olvidar que el poder existe. Continúo soñando con un mundo alterno, ajeno al dominio y quizá mas equitativo, justo y humano.... prefiero seguir soñando.