Al fin estoy instalado en casa, me mantuve en un prolongado viaje por el sureste y después a mi natal puerto jaibo. El regreso a mi punto de origen en este momento de mi vida fué altamente enrriquecedor. Reafirmé lazos familiares y amistosos con nuevas personas que en este momento se están ganando mi admiración y mi cariño.
La cantidad de historias que escuché en este peregrinaje en el mes de diciembre y enero me han dejado maravillado, atemorizado, inspirado, emocionado. Me sorprende la cantidad de formas de ser, los detalles que hacen únicos y valiosas a cada una de las personas que me permitieron asomarme en sus vidas, sumergiéndome en las profundidades de sus líquidos sueños, deseos, actitudes y formas de ser.
Termino esta primera fase de los viajes agendados (restan otros tres) con un buen sabor de boca. gracias de antemano a quienes leen estas líneas y que se saben, son cercanos a mi vida desde el momento en el que vencieron sus zonas de seguridad y conversaron, invirtieron su tiempo en este idealista empedernido.
Me enstusiasma el festival de son jarocho en Tlacotalpa, por muchos años las circunstancias no me habían permitido hacerlo, y no quisiera ufanarme, pero creo que este año es el decisivo.
Una vez más Tampico me atrapó. Me preguntaban porqué tanta conexión con una ciudad aparentemente simple, creo que tiene que ver con el hecho de haer nacido allá. Mi cordón umbilical urbanista se siente muy ligado aún.
Tengo que agradecer las bondades y los malos ratos de todas las personas que he conocido en este lapzo de tiempo. Me ayudaron a crecer, y para eso no tengo nada que ofrecerles a cambio mas que mi humilde agradecimiento.
Los huaxtecos solemos entender que cuando decimos gracias, estamos queriendo expresar que con nada del mundo podemos saldar las bondades recibidas, sea pues esta mi forma de retribuir lo mucho que me han dejado.
Nuevas amistades, nuevos proyectos, nuevos bríos, nuevos sueños. El aire se respira diferente.
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