viernes, octubre 01, 2004

El perro mexicano ( for Carolyn, who was there with me)

El perro mexicano
tiene cara de brujo sabio.
Pequeño y harapiento,
me sonríe
como si entendiera
el latido de mi propia vida.

El perro mexicano
aparece en la niebla,
en la curva peligrosa
del camino de San Juan Nuevo.
Tiene ojos tristes
como las cruces que marcan
la mala suerte de algún desgraciado
que manejó su carro aquí
por última vez.

El perro mexicano
me sigue a la plaza de Uruapan.
Viene cargado de largas historiass
de cristeros federales
y sabe que no entiendo nada de eso.
Tiene paciencia
de pasarse la vida sin hablar nunca
a una persona.

Ve que también soy animal
de carne y hueso,
de mirada perra

por los siglos perros,
por la nhistoria perra,
por las horas perras
del fracaso.

El perro mexicano
quizás no entiende
nada de esto.
Pero sí me ve
los aspectos de perro que tengo.
Nos hacemos amigos
por un momento perro.

Me sigue, me sigue sonriendo,
sin ladrar, sin esperanzas
que van más allá
de un cariño o un hueso
sabroso de cabrito.

El perro mexicano
aparece en la tormenta
cerca de Tingambato,
rodeado de muchos muertos
de su tribu.
entiende sin entender
los sacrificios, la pirámide
con fuego en la cumbre.

Perro tolteca,
perro azteca, me mira
con la sabiduría de su carne,
sus pelos lacios,
sus huesitos artríticos,
y me tiene lástima.


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