viernes, enero 18, 2013
La Huasteca.
A raíz de que se decreta la libertad del indio es que la mano de obra esclava se intensifica en la Huasteca: realizando trabajo como empleado doméstico del español, en las zonas ganaderas como pastor y mayordomo, en plantaciones de caña y trapiches como obrero y agricultor, y en las pesquerías como ayudante. Como liberto trabajó en los Regimientos de Pardos y Mulatos, ya que se les utilizaba para resguardar las costas de piratas y corsarios.
Con la integración de la caña de azúcar y el establecimiento de los ingenios y trapiches, fue que la mano de obra negra comenzó tener importancia en el trabajo a realizar y fue objeto de las ordenanzas virreinales. En los pueblos pertenecientes a la Custodia de San Salvador Tampico que se dedicaban a la ganadería y a la plantación de la caña de azúcar, siempre existe un registro de negros y mulatos, igualmente en las riberas de las lagunas o los ríos. En el pueblo de Nuestra Señora de Ozulama se encontraban 133 familias de mulatos, en la Misión de Nuestro Santo Padre de Ozulama habían 63 familias de negros y mulatos y así sucesivamente encontramos que en los pueblos que conforman la Custodia de San Salvador Tampico, se encuentra un número alto de población negra o mulata, aunque no supera a la indígena.
La población negra o mulata que no podía integrarse a las escuelas u órdenes eclesiásticas, aprovechando su fortaleza física y los conocimientos que poseía del pastoreo de ganado, se colocó o a sus descendientes en puestos de mayordomos o vaqueros de haciendas, donde se encontraban del lado del amo blanco y se caracterizaban por su maltrato a los indios. Un padrón levantado en 1790 en Ozulama nos muestra que en seis haciendas con 49 ranchos la población estaba dividida en 8 europeos, 24 españoles, 392 indios, 719 mulatos y 6 negros, lo cual demuestra que existía un sistema esclavista en las haciendas ganaderas y en los trapiches a finales de la Colonia española en la Huasteca.
Los pardos y mulatos también se empleaban como soldados en las compañías milicianas, un informe de 1969 indica que en este rubro en Tampico habían 20 familias de negros y mulatos que en número se igualaban a las familias de indios en la milicia; por su parte, en la milicia marina, la población mulata era mayor ya que había 300 familias de mulatos en contraste con 8 de indios. En 1788 se encuentran en Tamiahua a 400 negros milicianos que estaban libres de tributos por ocuparse de guardar el puerto y la costa.
En cuanto a la posesión de esclavos, esta era legal y tolerada por la Iglesia, incluso los clérigos y religiosos los poseyeron y aun esclavos libertos tuvieron esclavos de su propiedad. La orden que era la excepción es este sentido era la franciscana, ya que a diferencia de otras órdenes religiosas que tenían cientos de esclavos negros en sus haciendas, no poseyeron es sus tierras esclavos.
El negro y mulato criollo de la Huasteca que era descendiente de esclavos, al paso del tiempo se ocupó en las salinas del sur de Tamaulipas, así como en las tenerías y como zapatero, en la descarga de navíos y calafateo de las naves, como mozo de recua y como albañil. También como libre se ocupó en las minas de San Luis Potosí y algunos tuvieron su propio rancho de ganado.
Aunque en Tamaulipas y en las Huastecas la raza indígena predominó en un 90%, el negro sustituyó al indio nativo, ya que había zonas despobladas. Así quedó buena proporción de esta raza en las mezclas de su población.
Martínez, Montiel Luz María y García, Fuentes Lutgardo. El trabajo en la América hispana: el recurso a los negros. Pp. 4 y 5.
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