martes, junio 06, 2006

Entrevista con el sociólogo francés Eric Fassin.

Entrevista con el sociólogo francés Eric Fassin
La democracia aplicada al género y a la sexualidad

No existe una manera correcta de vivir la sexualidad, al menos no una sola, si pensamos en la constante discusión que envuelve a los deseos carnales. La idea de una sexualidad democrática parece surgir como opción a la moral sexual tradicional que ve las normas como inamovibles. La democracia sexual es la propuesta del sociólogo francés Eric Fassin, profesor de la Escuela Normal Superior de París.


Por Alejandro Brito y Fernando Mino

El sexo es privado pero su discusión es pública. Para el sociólogo francés Eric Fassin, profesor de la Escuela Normal Superior de París, la cuestión sexual ha cambiado de sentido “desde que comenzamos a interrogarnos más sobre las normas que rigen el espacio doméstico, con la división de las tareas, y también sobre las violencias que laceran la intimidad”. La sexualidad funciona, entonces, en dos ámbitos que se entrelazan: la vida política y la esfera privada. Por eso, Fassin, habla de “democracia sexual”, tema central de la charla que sostuvo con Letra S.

¿Cómo definiría la democracia sexual?
De varias formas. Primero, ¿qué es una sociedad democrática? Es aquella que define por sí sola sus leyes y sus normas, y no considera que deban ser definidas por un principio trascendente —Dios, la Naturaleza, la Ciencia— sino por la propia sociedad en la que vivimos. Así, a las leyes y a las normas no las define ningún principio trascendente, sino uno inmanente, que es la sociedad. Ese es el principio de la democracia. Segundo, ¿qué es la democracia sexual? Es la democracia aplicada a las cuestiones de género y de sexualidad. ¿Y por qué esta cuestión es particularmente importante cuando se trata de género y de sexualidad? Según yo, porque el género, los sexos y la sexualidad aparecen como algo natural, es decir, definidos por un principio que escapa a la sociedad. Entonces, el esfuerzo por pensar que incluso la diferencia de sexos y las sexualidades no son naturales, sino sociales, y que podemos entonces redefinirlas, se vuelve un esfuerzo difícil y muy problemático. Por ello las cuestiones sexuales son actualmente apuestas democráticas privilegiadas.

En un contexto social donde las mayorías definen lo que es la democracia, ¿qué papel pueden jugar las minorías sexuales? Es cierto que la democracia es la mayoría, pero insisto en la existencia de una esfera pública, de un espacio público. Y en este espacio también puede hacerse escuchar el discurso de una minoría. La cuestión de la ley la decide entonces la mayoría, pero la esfera pública no es sólo la mayoría, es también, de modo potencial, todo el mundo. Hay entonces una diferencia entre la ley que decide la mayoría y la esfera pública que potencialmente también está abierta a las minorías. Y esta esfera pública es importante ya que contribuye a definir los términos en los que pensamos todos.

¿Es posible vivir una sexualidad sin normas?No. Al menos no lo creo. En todo caso lo que intento describir, o estimular, no es el tránsito de una sociedad controlada a una sociedad sin reglas, sino el tránsito de una sociedad donde las normas se imponen como si fueran naturales, a otra donde son menos evidentes. Una sociedad democrática es aquella en la que es posible discutir una norma y, en cuanto se discute, se transforma la manera en que se nos impone. En lugar de que las reglas funcionen de manera inconsciente, ahora están explicitadas, y así nuestra relación con ellas está menos determinada. Somos menos prisioneros de las normas, pues las vemos tal como son, es decir, como convenciones arbitrarias, discutibles, negociables, cuestionables. Lo que podemos esperar no es ser individuos asociales, liberados de las normas, sino individuos un poco más libres en nuestra relación con ellas.

¿ Cómo podría el concepto de democracia sexual contribuir al combate contra el sida?Todos estos debates democráticos en la esfera pública son debates a propósito de las normas. En lugar de permitir que se nos impongan, lo que procede es interrogarlas. Las cuestiones vinculadas al sida son cuestiones de normas. ¿Vamos a excluir a algunas personas porque no son “normales”? ¿Vamos a considerar que el comportamiento sexual funciona normalmente, por sí solo, en la inconsciencia? ¿O nos pondremos, por el contrario, a discutir sobre qué práctica sexual queremos tener, o sobre qué cosa es aceptable y qué no lo es? ¿A interrogarnos sobre nuestra manera de vivir la sexualidad? Si nos planteamos preguntas, tendremos instrumentos que nos serán útiles para combatir al sida.

¿Proponer el uso del condón en las relaciones sexuales es también introducir la política en la intimidad?La cuestión política, la cuestión de las relaciones de poder, ha estado siempre presente en la intimidad. Esto se nota más que antes, no porque antes no haya sido algo político y ahora sí lo sea. Esto siempre ha sido algo político, sólo que ahora estamos más conscientes de ello que antes. Entonces sí, el preservativo tiene la ventaja de trastornar la evidencia natural de la relación sexual; introduce algo más en la relación sexual, nos recuerda un mundo exterior a la relación sexual. Es por supuesto una politización del encuentro sexual, pero también una forma de hacer visible un hecho que siempre fue cierto: las relaciones sexuales no son únicamente naturales.

¿ Cómo se entrecruzan los conceptos de igualdad y libertad en la reivindicación actual del matrimonio para gays?Hoy, más allá de la especificidad de los contextos, el tema del matrimonio gay se ha vuelto, no sólo en Francia, en Estados Unidos, o en los Países Bajos, sino en muchos otros países, un símbolo para significar la cuestión homosexual. Existen entonces los contextos particulares, pero hay también ahora otro general en el que se da otra manera de plantear la cuestión homosexual en el mundo entero.

¿ Es una cuestión en la que se oponen la libertad y la igualdad? Creo que se trata de una reivindicación eficaz para cuestionar la jerarquía de las sexualidades, la norma heterosexista. En este sentido se ha convertido en una herramienta eficaz. ¿Cómo hacer para que esta herramienta de igualdad no se vuelva algo que restrinja la libertad? Lo que propongo son pistas de reflexión. Por un lado, ¿por qué dos hombres que se casan entre ellos, o dos mujeres que hacen lo mismo, estarían condenados a imitar a los heterosexuales que se casaron antes que ellos? No creo que así suceda. Pienso, por el contrario, que los homosexuales que se casan le dan un sentido diferente al hecho de casarse por el simple hecho de que, hasta fechas muy recientes, estaban excluidos del matrimonio. El sentido del matrimonio no es el mismo cuando se trata de una institución renovada que cuando hablamos de una institución tradicional. Este mismo hecho tiene también efectos sobre los heterosexuales, pues el sentido mismo de casarse se transforma desde el momento en que comienza a discutirse la apertura del matrimonio hacia los homosexuales. Además, y por primera vez, los homosexuales podrán estar en libertad de no casarse. Esa es una libertad verdadera, vivir en una sociedad donde cada cual pueda escoger. Hoy en Francia la mitad de los niños nace fuera del matrimonio. Esto quiere decir que para muchas parejas heterosexuales en Francia casarse, o no casarse, no es hoy ya una obligación, una norma, sino una elección individual, una forma de organizar su vida. Espero vivir algún día en un mundo donde esta libertad que existe en Francia para las parejas heterosexuales exista también, del mismo modo, para las parejas homosexuales, las cuales podrán decidir cómo organizar sus vidas. Pero por el momento esta elección está más restringida en el caso de las parejas homosexuales.

Por otra parte, ¿es posible un equilibriode igualdad y libertad en las relaciones heterosexuales?No creo que haya equilibrio. Mi visión del debate político no es una visión pacifista, sino de polémica. Las relaciones amorosas, ya sea homosexuales o heterosexuales, no son apaciguadas, son también debates. Combates. No hay equilibrio por alcanzar; por el contrario, uno se pregunta: ¿cómo podría yo vivir de una forma que corresponda a lo que reivindico? Doy un ejemplo, la igualdad entre hombres y mujeres. Resulta claro que no existe tal realidad. No vivo en un mundo donde exista igualdad entre hombres y mujeres, ni en la vida privada ni en la vida pública. Vivo en cambio en un mundo donde la cuestión de igualdad entre hombres y mujeres sí se plantea, tanto en la vida pública como en la privada. Entonces no resolvemos la cuestión, sólo la planteamos. Espero que lo que señalo aquí no sea algo desesperante, pero la verdad es que no hay soluciones dichosas ni una sociedad libre de las relaciones de poder. Foucault no promete un mundo sin poder; siempre habrá relaciones de poder. Lo que sí podemos esperar es que esas relaciones de poder sean un poco transformadas por el hecho de vivir en una sociedad que las cuestione y no las acepte como evidencias.

¿La búsqueda de igualdad podría matar el erotismo?No, yo creo que esa es una crítica tradicional dirigida contra el feminismo, al que se le reprocha matar el amor, matar el deseo. Pienso que cuando se dice eso es porque se piensa que el amor es ciego frente a los mecanismos del poder. Pero eso no quiere decir que antes del feminismo, o antes de la politización de las cuestiones sexuales, no haya existido el poder. Simplemente no se le discutía. No se le cuestionaba. Y lo que el feminismo y los movimientos minoritarios añaden, no es la politización, sino la crítica de la politización. No son las relaciones de poder, sino el cuestionamiento de las relaciones de poder. ¿Por qué esta lucidez relativa implicaría el fin del amor, el fin del erotismo. Habría que preguntar si el amor y el erotismo se basan necesariamente en una dominación ciega. Espero que no. La cuestión sería cómo pensar de nuevo las relaciones amorosas, heterosexuales u homosexuales, sin suprimir el poder, pensándolo sólo como la materia misma de la relación erótica. Si amo a alguien, espero tener un poder sobre esa persona, deseo tener algún efecto sobre las acciones de esa persona. Por ejemplo, si la amo, espero naturalmente que también me ame.

2 comentarios:

Ronnie Valencia dijo...

Hola!!!

Ey niño!! FELIZ CUMPLEAÑOS!!

Espero q sea un excelente dia para vos, sabes q tienes amigos q te estimamos, y bueno siempre te quiero ver sonreir. Cuidate mucho hermano, un abrazo enorme donde quiera q estes festejado tus taan cansados treinta y tantos jajajajajaja a no vdd? pero si a penas son quince.

jejeje
un beso brother cuidate mucho y me guardas pastel. jejeje.

atte
Ronnie Valencia

Anónimo dijo...

La clave se encuentra en un eterno estírale y aflójale a la cuerda sin que ésta se llegue a reventar, sólo así se puede vivir en equilibrio una relación amorosa.

Saludos.

El Zórpilo.